Veintidós

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Estaban de vuelta en Seúl luego de una increíble semana en Daegu, antes de regresar, JiMin necesitó pasar un largo tiempo entre todas las plantas de nuevo y sentir la tierra entre los dedos de sus pies. Para despedirse de HyoJin cocinó de nuevo con ella para la última comida juntos, algo en la mujer le hacía sentirse cálido y confortable, así que la extrañaría demasiado y contaría los días para volver a visitarla en algo que sus mayores llamaron "navidad", espera entender qué era eso pronto. No pudo despedirse de HoSeok, pero sí de su abuelo, el señor le había asegurado avisar a su nieto que fue a despedirse.

JiMin rodeó con su pierna derecha la cadera de TaeHyung, apegándose más al cuerpo ajeno. Su rostro estaba aplastado contra el amplio pecho del pelinegro y una de sus piernas entre las de el mayor, buscando llenarse con el olor ajeno. Recibió varios besos cortos y ruidosos sobre su cabeza, sentía una de las mejillas de TaeHyung rozar su oreja. JungKook lo abrazaba por la espalda, su mano descansaba en su vientre por debajo de la camisa de pijama, cada tanto sentía una caricia con el pulgar, provocándole cosquillas.
¿Estaba de más decir que no quería levantarse nunca? Porque así era. Disfrutaba tanto el calor de ambos cuerpos, sintiéndose somnoliento y querido al mismo tiempo.
Sintió su paraíso desmoronarse al escuchar el celular de JungKook sonar en la mesita de noche y el dueño del aparato dejar de abrazarlo para atender el móvil.

— ¿Quién es? —cuestionó al ver un número extraño en la pantalla.

— ¿JungKook? —casi se le cae el celular al escuchar la voz femenina al otro lado de la línea, llevaba años sin escucharla— ¿Hola?

— ¿SoMi? —le tembló la voz, se puso de pie de un salto y salió del cuarto para evitar despertarlos. Escuchó una exclamación del otro lado de la línea que le confirmó que era ella—. No puedo creerlo...

— JungKookie, dame tu dirección —le pidió. Pudo escuchar el motor al fondo. Se sentó en el reposabrazos del sillón y con los dedos temblorosos envió su ubicación—. ¿JungKook?

— Y-ya está —escuchó a la mujer avisarle llegar pronto y sólo pudo emitir un pequeño sonido para dejarle saber que había escuchado.

Al terminar la llamada se quedó mirando sus pies en silencio, sin poder creer que después casi 10 años volvería a encontrarse con ella.

Su hermana.

La última vez que la vio tenía doce y ella había decidido dejar su empleo para viajar y conocer tantos lugares como pueda. Siempre recibía postales del lugar donde se encontraba y ella le contaba en qué lugar trabajaba para tener dinero. Entonces cuando hubo todo el problema con sus padres y ella no lo buscó, le dolió pensar que seguramente ella estaba de acuerdo con ellos.

— ¿Por qué lloras? —un par de manos pequeñas sostuvieron los costados de su rostro y los pulgares limpiaron las lágrimas de su rostro. JiMin se había arrodillado enfrente de él, con sus ojitos preocupados— ¿Qué tienes?

— Nada, bebé —tomó al híbrido por las axilas y lo puso de pie como si no pesara nada, entonces lo atrajo hacia él para abrazarlo. Los brazos del contrario se enredaron detrás de su cuello. JiMin besó su mejilla antes de dejar sus labios estáticos sobre los ajenos—. Vamos a despertar a TaeHyung —habló sin despegarse.

JiMin se separó y aguardó al castaño, aún preocupado por haberlo visto llorar. Entrelazó sus dedos con los de él para ir juntos al cuarto, una vez ahí lo soltó para subirse sobre el costado de TaeHyung y picar su rostro llamando su nombre. El azabache tiró al menor a la cama pidiéndole que parara de pinchar sus mejillas.

— SoMi me llamó —JungKook captó la atención de su novio al instante haciendo que deje de hacer cosquillas al rubio, quien lo miró con sorpresa—. Viene en camino.

Our hybrid ||VKookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora