Veintitrés

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Era lunes en la mañana y JiMin estaba literalmente colgado del mayor, se negaba a aceptar que debía ir a trabajar de nuevo. Mientras TaeHyung desayunaba en la mesa del comedor, tenía al híbrido sentado en sus muslos y abrazado a su torso, escondía su rostro en la curva de su cuello. JungKook miraba divertido la situación, su novio parecía no tener idea de qué hacer para calmar al menor.

— Koo se va a quedar contigo —le recordó de nuevo, el rubio negó un par de veces contra su cuello—. MiMi, me rompes el corazón.

— ¿Por qué no puede quedarse? —le insistió mirándolo a los ojos, sus orbes lucían tan tristes que pensó en ceder.

— Porque necesitamos dinero para vivir —simplificó con una tenue sonrisa, acarició su cabello para calmarlo—. Tienes que entender que hay cosas que se deben hacer y no podemos evitar —JiMin asintió con timidez—. Recuerda que pasamos tiempo juntos en las tardes y en las mañanas vas a ver a SeokJin. Además, todavía tienes un par de semanas antes de que JungKook regrese a la universidad —añadió haciéndole cosquillas con ternura para hacerlo olvidar el tema.

— Está bien, basta —se retorcía e intentaba detener las manos ajenas con urgencia—. Por favor —reía con fuerza, las lágrimas se juntaron en sus ojos. Finalmente lo dejó en paz, volvió a recargarse en él, jadeando para recuperar el aliento.

Después de ver la hora, corrió al baño para lavarse los dientes con prisa, se despidió de los menores, JungKook estaba recalentando la comida de JiMin en la cocina y el rubio recargado en el pretil mirando a su mayor. Abrazó por la espalda al castaño y besó su sien repetidamente, antes de que sus labios se atrajeran en un tierno beso. Las manos de JungKook acunaron el rostro del mayor, sintiendo la sombra de la barba raspar sus palmas.

— Tienes que afeitarte —suspiró contra su boca, acariciando con sus pulgares sus mejillas.

— Sí, amor —dejó un último beso en sus labios cuando el microondas comenzó a pitar. Apenas se acercó a JiMin, él lo abrazó con fuerza, resignado a dejarlo irse—. Nos vemos en un rato ¿Sí, MiMi?

— Está bien —sonrió para no preocupar al mayor, recibió un corto pico en sus esponjosos labios y TaeHyung salió corriendo porque se le había hecho tarde.

Jeon esperó a que JiMin terminará de desayunar para ir a su cuarto a dormir un rato más, siendo innecesario estar despiertos desde tan temprano luego de despedir al pelinegro. Sujetó su mano izquierda en el camino a la cama, apenas se recostaron capturó el menudo cuerpo con sus brazos y piernas, el menor escondió su rostro en el pecho del mayor instintivamente. En definitiva su lenguaje del amor era el contacto físico, eran demasiado pegajosos el uno con el otro.

— Más tarde vendrá SeokJin —comentó al menor, alegrándose al ver su ilusión. Parecía querer a sus amigos tanto como a ellos, amaba saber que JiMin podía sentir el cariño que los cuatro le tenían y que darían lo que fuera por mantenerlo a salvo.

— ¿Te vas a ir? —se preocupó de pronto, indispuesto a que su otro mayor se fuera. De ser posible, no dejaría salir a TaeHyung ni a JungKook del cuarto y los tendría a sus costados dándole cariño.

— No, no te vas a librar de mi —apretujó al contrario para recalcar su punto—. Dame un beso.

Las pequeñas manos sujetaron su rostro por su mandíbula, dejando a sus pulgares acariciar sus mejillas.
Desvió su mano derecha y acarició la pequeña cicatriz en el pómulo izquierdo del castaño, debía admitir que adoraba su pequeña marca. Tenía tantas alrededor de su cuerpo que ver que JungKook tenía una le ayudaba a no sentirse tan diferente. Buscó sus labios, ladeando un poco su rostro para evitar que sus narices choquen. La mano izquierda del castaño se coló debajo de la camiseta del híbrido y acarició su cintura. Jeon lamió el labio inferior del menor, lo sintió temblar y dejar su boca abierta, buscó la lengua ajena para enredarla con la propia y la apretó un poco con sus labios antes de dejarle ir. JiMin se alejó un poco, respirando apresurado para recuperar el aliento. El mayor besó el largo de su mandíbula y descendiendo un poco por el cuello. Sus manos abandonaron la cara ajena, bajando por su pecho, apretó entre sus puños la camiseta ajena.

Our hybrid ||VKookMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora