Capitulo 31:

1K 56 41
                                    

--¡Dijeron que ya habían descifrado el enigma!-- exclamó Hermione indignada

--¡Baja la voz, Hermione!-- respondió Ginny, mirándola mal --Sólo nos falta... afinar un poco, ¿de acuerdo?--

Ocupaban un pupitre justo al final del aula de Encantamientos. Aquel día tenían que practicar lo contrario del encantamiento convocador: el encantamiento repulsor. Debido a la posibilidad de que ocurrieran desagradables percances cuando los objetos cruzaban el aula por los aires, el profesor Flitwick había entregado a cada estudiante una pila de cojines con los que practicar, suponiendo que éstos no le harían daño a nadie aunque erraran su diana. No era una idea desacertada, pero no acababa de funcionar. La puntería de Neville, sin ir más lejos, era tan mala que no paraba de lanzar por el aula cosas mucho más pesadas: como, por ejemplo, al propio profesor Flitwick.

--Es más, olvídense por un minuto de los huevos, ¿Quieren?-- susurró Ginny, mientras el profesor Flitwick, con aspecto resignado, pasaba volando por su lado e iba a aterrizar sobre un armario grande --Lo que quiero es hablarles de lo que pasó anoche entre Snape y Moody...--

Aquella clase era el marco ideal para contar secretos, porque la gente se divertía demasiado para prestar atención a las conversaciones de otros. Durante la última media hora, en episodios susurrados, Ginny les había relatado su aventura de la noche anterior.

--¿Snape dijo que Moody también había registrado su despacho?-- preguntó Ron con los ojos encendidos de interés, mientras repelía un cojín con un movimiento de la varita (el almohadón se elevó en el aire y golpeó contra el sombrero de Parvati, el cual fue a parar al suelo) --Esto... ¿crees que Moody ha venido a vigilar a Snape además de a Karkarov?--

--Bueno, no sé si eso es lo que Dumbledore le pidió hacer-- dijo Ginny, mirando de reojo a Harry, quien había estado mucho más callado que de costumbre --Moody dijo que si Dumbledore permitía a Snape quedarse aquí era por darle una segunda oportunidad...--

--¿Qué?-- exclamó Ron, sorprendido, mientras su segundo almohadón salía por el aire rotando, rebotaba en la lámpara del techo y caía pesadamente sobre la mesa de Flitwick --Ginny... ¡a lo mejor Moody cree que fue Snape el que puso tu nombre y el de Harry en el cáliz de fuego!--

--¡Ron!-- Hermione lo miró severamente, y señaló con la cabeza a Harry

El azabache no parecía prestarle atención a la conversación, porque movía su varita y jugaba con el cojín haciéndolo levitar un poco, pero Ginny sabía que los escuchaba, y entendía por qué Hermione había intervenido.

--Snape no haría una cosa así, Harry sigue siendo su sobrino, ¿recuerdas? Además, puede que Ginny no le caiga muy bien últimamente, pero tampoco se atrevería a poner su nombre en el Cáliz. No es un asesino-- continuó Hermione. Mientras hablaba, repelió un cojín, que se fue volando por el aula y aterrizó en la caja a la que se suponía que estaban apuntando todos

Ginny suspiró, y miró a Harry pensando... Era un hecho que Snape, muy en el fondo, seguía queriendo a su único sobrino. Aunque también se había vuelto un amargado desde el año pasado, cuando ocurrió lo de Sirius, y se alejó considerablemente de Harry y sus padres, y también de Remus. Básicamente, parecía ya no ser el mismo, pero Ginny sabía que no sería capaz de echar el nombre de Harry en el Cáliz, y puede que ella no le cayera muy bien, pero tampoco sería capaz de echar su nombre.

No obstante, la actitud de Snape en la noche, y que Moody haya inspeccionado su despacho, hacía que Ginny sospechara que algo ocultaba. Alguno de los dos debía estar mintiendo: O Moody, o Snape.

--A mí me da igual lo que diga Moody-- siguió Hermione --Dumbledore no es tonto. No se equivocó al confiar en Hagrid y en el profesor Lupin, aunque hay muchos que no les habrían dado trabajo; así que ¿por qué no va a tener razón también con Snape, aunque sea un poco...?--

Nuevo Comienzo (4 Libro) (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora