--¡Mira todos estos caramelos, Tommy!-- exclamó Giselle, dando vueltas en su puesto mientras observaba la gran tienda de Honeydukes
Tom apenas le prestó atención. Tenía un rostro serio, mirando con desagrado a todos los chicos que pasaban a su lado cargando muchos caramelos, e incluso estaba considerando seriamente la decisión de salir del lugar, debido también al ruido fuerte que allí había.
--¡Mira! ¡Estos te ponen la piel morada!--
Giselle parecía una niña pequeña dentro de una tienda de juguetes, y no podía parar de señalar cada una de las cosas fascinantes que veía. Después de todo, era su primera vez visitando Hogsmeade, y habían dejado Honeydukes de último para reservarse la sorpresa.
--¡Quiero comprar todo!--
--¿Podrías apresurarte? No tenemos todo el día-- gruñó Tom con seriedad --Toma lo que vas a comprar, dáselo a Malfoy o alguno de los otros, y que vayan a la caja a pagarlo--
Giselle frunció el ceño, y se cruzó de brazos.
--A veces eres demasiado gruñón, Tommy. ¡Disfruta un poco de la vida!--
Tom rodó los ojos fastidiado.
--Solo apresúrate--
Cuando la pelirroja se adentró más en la tienda, Tom le hizo una seña a Abraxas y a los demás, y la siguieron solo unos pasos más atrás.
Giselle se veía más que emocionada, y a la misma vez indecisa, porque a cada momento tomaba unos dulces, que aparentemente le interesaban, pero al ver su precio, los terminaba dejando y prometiendo que tomaría otra cosa más barata.
Abraxas y los demás Slytherin sentían punzadas en los pies de tanto haber caminado, y más cuando algunos cargaban las compras de Tom y de Giselle. Pero ninguno se atrevía a decir algo, por el miedo que ya causaba Tom en ellos. Sabían de sus dones para las artes oscuras, y le tenían miedo.
Pasados unos segundos, Giselle se detuvo abruptamente en medio de un pasillo, y profirió un grito de emoción.
--Me romperás los tímpanos-- murmuró Tom, lanzándole una mala mirada
--¡Mira, Tommy! ¡Son ranas de chocolate!--
Giselle tomó unas cajas cercanas y se las mostró, con actitud de niña pequeña.
--¡Son deliciosas! ¡Las amo!-- exclamó, en un tono agudo de emoción
--¿Enserio te gustan tanto?-- respondió Tom, un poco confundido, pues él no era tan amante a los dulces, ni a nada en general
--¡¿Bromeas?!-- Giselle lo miró como si estuviera loco --¡Me encantan! Desde que conocí el mundo mágico, y las probé; las amé. Además, ¿Quién no ama el chocolate?... Oh cierto, tú--
Tom volvió a rodar los ojos.
--Si el chocolate es lo que querrás, tómalo y vámonos. Quiero regresar al castillo--
Giselle soltó una risita y se volvió para ver los precios de las ranas de chocolate. De inmediato, su sonrisa se borró y fue reemplazada por una mueca de decepción.
--Mejor no las voy a comprar-- dijo, devolviendo las que tenía a su sitio
--¿Y ahora por qué?-- preguntó Tom fastidiado
--Son demasiado caros, Tommy. El dinero que me dieron mis padres no es demasiado-- dijo Giselle, con una evidente tristeza en su rostro
Tom la miró por unos segundos. Algo en su interior se removió al ver esa tristeza en ella. No le gustaba verla así, y había llegado al punto en el que inconscientemente la complacía para siempre ver una sonrisa en su rostro. No soportaba la idea de que esa sonrisa se borrara. Por nada, ni por nadie...
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Nuevo Comienzo (4 Libro) (Hinny)
Fiksi PenggemarComo siempre lean el pequeño anuncio que les deje al principio.