Los diálogos en el interior del despacho se volvieron cada vez más fuertes, hasta convertirse en gritos de enojo y desesperación. Ginny comenzó a jugar con su collar y su pulsera con mucho nerviosismo. Un nudo se formó en su garganta, y maldijo en su mente las ganas de llorar. Sus piernas le pedían, o más bien suplicaban, que saliera corriendo de aquella situación, pero su mente la mantenía en su puesto.
Hacía tan solo unas dos horas, James, Lily y Remus habían llegado al colegio porque recibieron a primera hora de la mañana la noticia de la participación de Ginny y Harry en el Torneo. Naturalmente, ellos no llegaron con ganas de dialogar mucho, y se habían encerrado junto con el director, Harry y la profesora Mcgonagall, en el despacho de esta última, para tener una reunión aparentemente secreta y privada, aunque las conversaciones altas que mantenían no daban a entender lo mismo.
A Ginny no se le había permitido entrar, porque Dumbledore estaba convencido de que sus padres llegarían en cualquier momento. Si eso pasaba, sería su turno de tener una reunión, pero la pelirroja estaba muy segura de que nada de eso pasaría; Molly la odiaba, y para ella mucho mejor si moría en el Torneo; Su padre por su lado, si la quería mucho, pero se dejaba dominar demasiado por Molly, y obviamente ella no lo dejaría ir. Así que Ginny estaba sola en el asunto, aunque no se sentía para nada mal por ello, pues no tenía ni la más mínima intensión de vivir un interrogatorio.
Incluso llegó a sentirse mejor cuando le trajeron una butaca de madera para que se sentara afuera, junto a la puerta del despacho. Por supuesto, aquella tranquilidad se desvaneció hacía rato, apenas empezada la reunión de los adultos.
--¡¿Quiero una explicación, Dumbledore?! ¡En todo este maldito tiempo no nos has dado una explicación!-- exclamaba o más bien gritaba James. Ginny jamás lo había escuchado tan enojado
--No tengo una explicación, señor Potter-- replicaba el director, en un tono calmado --Esto se me ha ido de las manos, y Harry no tiene escapatoria--
--¡Él es solo un niño!-- exclamó Lily entre sollozos leves --¡Nuestro hijo puede morir!--
--¡No deberías aceptar nada de esto!-- dijo Remus, tan o más enojado que James --¡Ni Harry, ni Ginny deben participar en ese maldito Torneo!--
--Al salir sus nombres en el Cáliz, sellaron un trato mágico que no pueden romper; las consecuencias serían mucho peores, aunque ni siquiera estamos seguros de cuales serían-- dijo Dumbledore, guardando paciencia
--¡Es absurdo!-- exclamó James
--Papá, por favor cálmate...--
--¡Harry, no hables! Los adultos estamos discutiendo-- le regañó James --¡¿Y qué podemos hacer, Dumbledore?! ¡¿Sentarnos a tomar té mientras esos dos niños se matan en un estúpido Torneo?! ¡¿Quieres eso?!--
--Estoy seguro de que tanto Harry como Ginny tienen las capacidades mágicas suficientes para sobrevivir-- contestó el director --No tienen que preocuparse por eso...--
--¡¿Cómo que no nos preocupemos?!-- estalló Lily --¡Dos niños se van a enfrentar a pruebas peligrosas! ¡¿Y quieres que no nos preocupemos?!--
Ginny se abrazó a sí misma, sintiéndose desamparada y culpable. Había tenido razon al pensar que aquel día no sería mejor, porque apenas era mediodía y ya quería morirse.
Durante el desayuno, recibió muchas ovaciones de parte de los Gryffindor, y aunque el odio mal disimulado de las demás casas estuvo presente, no la hizo sentir tan mal a comparación con el odio que ahora le tenía Hermione. Y para peor, Ron estaba igual. Ambos creían que Harry y Ginny habían hecho trampa para entrar al Torneo, y no le habían contado nada.
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Nuevo Comienzo (4 Libro) (Hinny)
FanficComo siempre lean el pequeño anuncio que les deje al principio.