DIECINUEVE

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Joaquin se detuvo frente a la entrada de su edificio. Sintió la presencia del alfa llegar a su lado con una expresión sorprendida en su rostro. Sonrió tímido, nunca antes había traído a alguien a su hogar y mucho menos alguien tan expresivo como lo era el pelinego, él sabia, estaba conciente de su estatus económico aunque no le gustaba hablar de ello. Aunque era triste muchas personas se acercaban a otras por interés del dinero, no quería juzgar de esa forma al pelinegro pero no quería que esa sea su situación.

Y si era así, entonces se decepcionaría mucho.

-Wow-fue lo único que el alfa atinó a decir al ver el gran complejo de departamentos en la que vivía. Este sonrió nervioso y tomó la mano del alfa guiándolo dentro del edificio.

Al llegar a recepción solo fue suficiente dejarse ver para que las llaves de su departamento se le entregue rápidamente.

-Espere joven, hace unas cuantas horas le llegó está carta-dijo la recepcionista sacando el sobre de oro y entregándolo en sus manos.

-Oh, gracias-hizo una reverencia y se dirigió al elevador.

Mientras Joaquin se tensaba al tener la respuesta de su madre finalmente en sus manos. Emilio veía a su alrededor embelesado, cada objeto, cada decoración tenía imagen de valer más que algún órgano suyo. El omega sonreía sin poder evitar comparar al alfa con un niño de seis años entrar a una habitación llena de juegos.

-Wow Joaquin, superaste mis expectativas-se detuvo en seco.

-¿Expectativas? ¿Que quieres decir?

-Es bastante notorio que tenías dinero, tu forma de vestir, la marca de tus prendas o incluso a veces tu forma de hablar formal. Todo en ti lo demostraba-el omega frunció el ceño disgustado. El pelinegro lo notó y trató de explicarse de mejor manera.

-Quiero decir...era obvio si, pero lo que me llamo la atención de ti no fue eso. El dinero solo demuestra una parte de lo que tienes, no de lo que eres y tú eres alguien misterioso.

-¿Misterioso? ¿Llamé tu atención porque soy misterioso?

-Entre otras cosas.

-¿Qué cosas?

-N-No tiene importancia, hagamos el trabajo ¿Si?- a Joaquin si que le importaba, pero lo dejaría pasar por hoy.

-Claro, lo que digas-el alfa suspiró aliviado y espero a que el elevador llegara al piso del omega. Las puertas se abrieron y un cúmulo de el aroma de Joaquin lo golpeó directo en el rostro, mareándolo por unos segundos. Sacudió su cabeza e ignorando el calor de su cuerpo miro detenidamente el lugar, tocando cada textura y admirando cada detalle.

Al notar la distracción del alfa, aprovechó para sacar la carta del sobre y verificar que era de su madre. Cuando vio su nombre impreso en el papel la volvió a cerrar y la dejo en la mesa, la leería después, talvez cuando Emilio se vaya.

Se acerco a su cocina y saco dos vasos para ponerlos cafe, invito a Emilio a sentarse en la mesa y le paso la bebida.

-Este departamento es enorme, ¿Vives con alguien más?- preguntó  mientras lo veía detenidamente.

-Oh no, vivo solo, nunca tuve hermanos o roomie-dijo simplemente.
-Aparentemente tuve un hermano mayor que murió pocos meses después de haber nacido, la situación de mis padres en esos momentos no era la mejor para tenerlo.

-Lamento que hayas tenido que pasar por eso. Si te incómoda podemos ir a otro lugar a terminar el trabajo a mi no me importaría realmente-hizo el ademán de levantarse pero el alfa tomó su mano.

-No te preocupes, no me incómoda. Que tengas dinero no te hace culpable de las malas decisiones de mis padres. Ellos trajeron a un niño por error aún sabiendo sus condiciones, nunca lo dije en voz alta pero, talvez fue lo mejor para el-alzo sus hombros-si seguía vivo entonces seríamos dos y...las cosas hubieran sido mucho peores. El hubiera sufrido mucho, talvez más que yo.

Fears and Lies || Emiliaco (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora