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Las sábanas se deslizaron ligeramente por el movimiento de un cuerpo acomodándose. El de cabellos rizados soltó un suspiro mirando a su lado al asiático dormido, se le quedó mirando por un rato antes de sonreír con una pizca de diversión y ternura. Miró un reloj cercano e hizo una mueca divertida. Era más de medio día. No quería despertarlo, se estiró un poco, sintiendo molestia en su espalda baja, tampoco quería levantarse, pero debía de buscar algo para comer, como un lobo alfa haría para traer la cena a su manada.

- Pues no soy un lobo.... - Murmuró Klaus, recostándose de nuevo para abrazar al coreano.

- Uhm... - Ben se removió en su lugar, abriendo en un pestañeo sus ojos - ¿Klaus?

- Buenas tardes. - Sonrió Klaus, besando su frente.

Ben frunció el ceño.

- ¿Qué hora es? - Preguntó el asiático.

- Casi las 2 de la tarde....

- Oh.... - Ben se estiró.

- ¿Cómo estás?

- Yo bien.... ¿Qué tal tú?

- ¿A ti no te duele nada?

- No.

Klaus frunció el ceño.

- ¿Cómo es posible? A mí si me duele mi pobre cuerpecito.

Ben sonrió y acarició su mejilla.

- Eso es porque eres un debilucho.

- Jódete. - Klaus se tapó con las sábanas.

Ben se levantó, buscando su ropa.

- Puedes quedarte aquí, Klaus - Habló con voz suave -. Iré por algo rico.

- ¡Yai! - Klaus alzó sus manos, saliendo de debajo de las sábanas.

Ben miró por entre las cortinas.

- Parece ser un lindo día.

- Ni se te ocurra escaparte a ver a Jennifer.

- Podría saludarla.

- ¡No!

Ben se volteó a sonreírle.

- No te pongas celoso, tonto. No siento mucha atracción por las mujeres.

- ¿Ni por Jenny? - Klaus se vio confundido.

- Jennifer es sólo una amiga, es buena dando consejos. Además, está casada y ama mucho a su familia.

- Oh... - Klaus se sintió aliviado.

Ben se acercó a él, sujetando su mentón.

- Y.... tú eres mi prioridad ahora.

Klaus tragó saliva, Ben se acercó y plantó un beso en sus labios.

- Sólo espérame, no te muevas mucho y descansa.

- Bueno, papi.

Ben le dio un golpe con sus dedos en la frente, saliendo de la habitación. Klaus suspiró, buscando su ropa, ya saben, Klaus no sigue ordenes.

El flacucho se levantó, colocándose los pantalones mientras se mordía levemente el labio, luego de terminar de colocarse los zapatos, abrió el pomo de la puerta, sobresaltándose.

- ¿Qué te dije? - Preguntó Ben con una mirada seria, apoyándose en el marco de la puerta - No puedes levantarte.... al menos por una semana.

- ¿Y quieres que me quede en este lugar? ¿Yo solo? - Hizo un puchero.

I'm Not HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora