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Luego de que Reginald contará su leyenda de las nueve campanas y sobre ir a una especie de portal mágico al cual deberían ir para arriesgar sus vidas, surgió la decisión de una votación. Y tenían una hora para pensarlo, así que cada uno se dispersó por el hotel Obsidian, pensando seriamente en una respuesta. 

Era algo difícil, ¿qué era mejor decisión? ¿Morir comido por el fin del mundo, o morir a manos de un guardián de portales para salvar el mundo?

- Deja de seguirme, Klaus. 

- No voy a dejarte solo, siempre estás solo. 

- Ese es mi problema.  

- Creí que ahora éramos amigos. 

- Nunca lo fuimos. 

- Me agrada más tu yo borracho. 

Ben se volteó, Klaus se detuvo frente a él.  

- ¿Por qué estás tan molesto de nuevo? ¿Hice algo que te molestó?  

- ¿Y tú qué crees?  

- No lo sé.... ¿Es porque escribí "imbécil" en tu espalda? - Ben lo fulminó, Klaus frunció sus labios. 

- ¿Solo eso se te ocurre?  

- No soy un adivino, Ben. Si pudieras aprender a comunicarte, sería perfecto para poder arreglar el problema.

- No puedes hacer nada.  

- Luego no habrá tiempo. 

Ben suspiró.  

- ¿Ahora quieres aprovechar el momento? 

- ¿De qué hablas? Creí que la habíamos pasado bien ayer... 

- Si, y nos besamos - Klaus se quedó en silencio -. Yo te besé y te dije lo que sentía, ¿no es así? - Preguntó Ben, sin tener respuesta - Y a pesar de que supieras cuáles eran esos sentimientos, dijiste que no significó nada. 

- Ben... 

- Ya no quiero soportar tus tonterías, Klaus. 

- Oye, anda.... Si sabes que soy un idiota, ¿por qué te iba a gustar? 

- Porque pensé que eras ese tipo de idiota que me haría sentir bien.... pero al parecer eres solo un egoísta. 

- Benerino.... 

- No me llames así. ¿No puedes ser más creativo? Así llamabas a tu hermano, ¿no? Sigues sin verme a mí. ¿Cuántas veces tengo que repetirlo? Klaus, yo no soy él.  

Klaus tragó saliva, sin saber qué decir, Ben mantuvo un ceño fruncido y se volteó.  

- Al parecer por eso siempre te quedas solo.... - Murmuró Ben. 

Klaus apretó sus puños, sin quejarse, viéndolo irse, teniendo un deja vu. Cerró sus ojos frustrado, ni siquiera en un momento así podía dejar de pensar en Dave. Ben tenía razón, era un egoísta. Incluso extrañaba que su Ben viniera y lo jodiera o lo consolara, ya no le molestaría, ni le pediría que desapareciera. Sentía que lo necesitaba. Se mordió la mejilla interna intentando no llorar. 

- Maldición... - Murmuró para sí mismo.  

Ben cayó sentado en una de las camas de una habitación cualquiera, con la puerta cerrada. No quería que nadie entrara, tenía la mandíbula tensada porque tenía rabia. Creía que por primera vez había encontrado a alguien que podría ser capaz de entenderlo, pero bueno, era obvio que nadie tomaría en cuenta que existen sentimientos dentro de una roca en las profundidades del mar, ahogándose a sí mismo. ¿Por qué pensó si quiera que Klaus iría a corresponder sus sentimientos? Era algo tonto. 

I'm Not HimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora