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Seokjin había vivido una vida buena, dentro de todo, pero una vida que siempre pensó que podía sacarle más provecho. Solía pensar en sus tiempos de adolescencia, cuando el sol aparecía por la ventana de la pequeña (gigante) mansión en la que vivían con los Kim que la vida era una sola y uno debía disfrutarla a concho. Muchos momentos inolvidables pasaban, muchas personas increíbles aparecían, unas cuantas se iban y otras cuantas se quedaban, pero todas eran enseñanzas para llevarlo a lo que sería en su futuro. Era muy alegre cuando pequeño, también porque era muy feliz. Independiente del hecho de que era hijo de la sirvienta, eso nunca le molestó: Jin se sentía orgulloso de la madre que tenía, al igual que de su hermanito pequeño, tenía un novio precioso que siempre lo apoyaba y un prospecto de futuro para su vida que pretendía cumplir.

En algún momento del camino, se perdió, sin embargo.

Dejó de desear, dejó de querer ver la luz del día.

Ahora entiende en verdad por qué. ¿Cómo podría haber sido diferente, considerando las dificultades de su vida?

Perdió a su novio.

Se enteró de la enfermedad de su madre.

Los echaron de la casa.

Tuvo que dedicar todo su tiempo a trabajar.

Perdió a su madre.

Su hermano se volvió loco de rabia.

Dejó su carrera a la mitad.

Perdió la alegría, las ganas y el deseo de seguir adelante.

Pero como los milagros existen (como quiere continuamente recordarse), encontró el camino de nuevo. Quiere pensar que es lo suficientemente fuerte como para haberlo encontrado por si mismo con ayuda de Yoongi, pero no es cierto. Taehyung le trajo de vuelta la esperanza y no sabe como sentirse al respecto consigo mismo por ello.

Taehyung significaba cosas buenas.

Jungkook estaba cansadísimo, pero se le veía por primera vez con un objetivo claro.

—Voy a tomar esa maldita compañía con Taehyung y vamos a vivir sin preocuparnos de nada más que de ser felices, hyung.

—Yo soy feliz si tu lo eres, Koo.

Así que día y noche pasaba estudiando, leyendo conceptos de negocios que no estaban tan alejados de su carrera como ingeniero, pero que eran un punto nuevo en su vida que lo tenía tranquilo. Seokjin veía la mirada llena de emoción de su hermano, y agradecía de la oportunidad que le estaban dando, y también del hecho de que parecía querer hacerse responsable de Jin, como si estuviese devolviéndole la mano de todo lo malo que pasaron.

Jin, por su parte, había pasado los primeros días desde la llamada de la Universidad en completo pánico, pidió unos días libres en la clínica y el padre de Namjoon se encargó de ponerlo al día con algunas de las materias que había dejado botadas en el año que había decidido dedicarse a trabajar para sacar adelante a Kookie, así que se había exprimido hasta la última neurona de su cerebro para poder prepararse para los primeros meses.

Y había funcionado: cuando entró a la universidad (una de renombre y muy buena en la especialidad que quería) no estaba tan retrasado como pensó que lo estaría. Tampoco era como un jardín de infantes, y tenía unos cuantos compañeros de su edad e incluso mayores, así que no se sintió fuera de juego.

Llevaba un mes en ello, en teletrabajo con la clínica, pero netamente con envío de correos confirmatorios sobre citas de exámenes o de citas al médico, ayudaba a la familia Min alguno que otro fin de semana pero su mayor tiempo lo dedicaba en estudiar. No tenía mucho tiempo libre con sus amigos, y Yoongi le bombardeaba el teléfono continuamente.

Glimpse of us [Jintae/Taejin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora