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—Jinnie... —la conversación liderada por Jungkook entonces continuó, tomando otros rubros que incluían a la familia de los Kim y el impacto que tendrían por su pequeño Kookie y por el hecho de que Tae siguiera pretendiendo algo con el hermano mayor del nuevo involucrado en la familia.

Como si Tae no tuviese un compromiso del que hacerse cargo.

Como si no se acercara a pasos agigantados la paternidad del amor de su vida.

Jin después de eso se cerró, y todos los presentes (incluido Mingyu) lo notaron. Jungkook intentó hablarle, sacarlo de la nube negra de pensamientos que lo azotaba, pero nada más pudo que la mano tímida y cálida de Taehyung sobre su muslo. Se quedó allí toda la tarde, sin hablar de nada, comiendo las pastas que habían preparado y tomando soju por montones. Jin no quería pensar, y eso era lo único que lograba borrarlo.

La voz de Taehyung lo sacó de su ensimismamiento, y notó que su hermano menor no estaba por ningún lado, y que Mingyu había caído rendido en el sofá de la sala de estar y que tenía una estúpida sonrisa en su rostro que lo hacía ver un completo idiota.

Ah, y Jin ebrio era muy pero muy fijón.

—Jinnie, —repitió Taehyung, apretando su mano en el muslo del menor y mirándolo con un rostro consternado. Taehyung era tan bonito. Cada vez que cerraba los ojos, sus largas pestañas negras rozaban su piel, esa piel canela tan llamativa. Seokjin jamás había visto a alguien con la piel tan hermosa como la de Taehyung, una piel que rogaba porque tocara cada centímetro existente. Era... era realmente bonita. Jin le sonrió a Taehyung con una sonrisa llena de sentimientos. Sus mejillas también estaban rosadas, respondiendo al alcohol y a lo embobado que el menor lo miraba. —¿Jinnie, estás bien?

—Po-por supuesto.

Taehyung lanzó una risotada, y Jin se quedó mirándolo todo el proceso.

Se reía tan bonito.

Taehyung era tan bonito.

—Hey, principito. —Principito. Siempre lo había llamado así. El corazón de Seokjin se hinchó lleno de una calidez que desde hace mucho que dejó atrás. Taehyung tomó su rostro, y apartó su cabello hacia un lado, permitiéndose observar a Jin sin ningún intermediario molesto. —Te veo un poco ebrio. ¿Quieres ir a acostarte?

Jin asintió con su cabeza en un solo movimiento.

Tae volvió a sonreír y tomó al muchacho de la cintura, levantándolo y apegándolo a su cuerpo. Jin era unos pocos centímetros más alto que él, pero ahora mismo parecía un bebé que solo quería que lo mimaran. Había perdido su habitual castillo de defensa que siempre le levantaba a la gente, motivado por el alcohol y el olor tan característico de Taehyung, el cual incluso con los cambios a través de los años su cuerpo pudo reconocer sin lugar a duda. Jin se apoyó en Taehyung y lo olió.

—Te amo mucho.

—Yo también te amo mucho.

—Acuéstate conmigo, bebé. —pidió Jin con un puchero. —Quiero sentirte.

Taehyung lo llevaba arrastrando hacia la habitación de Seokjin: Jin se quiso preguntar cómo Tae sabía cuál era su pieza, pero fue incapaz de verbalizar nada cuando el azabache quedó tieso en su lugar y le lanzó una mirada penetrante a Jin, su mano en la cintura del menor aferrándose con más fuerza, haciendo que Jin sintiera su tacto a través de la tela, directo a su piel.

—¿Sentirme... cómo?

Miles de imágenes de una necesidad abrumante tanto del presente como del pasado recorrieron todo su cuerpo, estremeciéndolo. Aumentado por el alcohol, el lívido de Jin estaba en su punto más alto, y al notar que Taehyung podría haber malinterpretado sus palabras —aunque Jin a esta altura no sabía la razón exacta por la que lo dijo de esa manera—sintió como la sangre se redistribuía a su cuerpo, mandándolo hacia su zona sur sin ninguna complicación. Eso permitió que por momentos su mente se despejara de la nebulosa que le dejaba el alcohol, y se enfocó en Taehyung.

Glimpse of us [Jintae/Taejin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora