~54- pequeña ayuda~

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España entró a la habitación y vio a Río haciéndose bonita en su cama, este se acercó para recostarse a su lado, y mirarlo, le sonrió de forma leve y luego le acaricio la mejilla para que este lo mire.

-lo lamento mucho, no pensé que te golpearia por eso, aun que es muy obvio de mi padre pero...- dijo España suspirando y luego sin más abrazo al menor mientras acariciaba su cabello, pero el menor no se inmutaba en devolverle el abrazo, es más lo aparto.

-me quedaré por mis hermanos- dijo Río en un español medio raro para luego levantarse e ir donde sus hermanos, sea donde sea que estén.

España se sintió mal ante eso, pero no podía hacer nada al respecto.

Pasaron un par de meses y Río ya pronunciaba varias palabras en español, pero a España siempre lo miraba con cierto odio, no quería saber nada de él, en comparación de Nueva España, estos 2 se llevan muy bien, si imperio les hacia algo acudían rápidamente al otro, España se sentía bien con eso, por lo menos tenían en quien apoyarse, aun que no fuera el, estaba más tranquilo.

Un par de días después imperio nuevamente saldría, tenía todo planeado pero esta vez llevaría a España  ¿porque? Porque pensaba que este ayudaría a los menores a escapar, así que ordeno a varios guardas vigilados, que no salgan, pero aun así España estaba preocupado, estaba sentado en el piso mordiéndose las uñas pensando en que hacer, si dejaba solo a los menores los guardias que harían, y si se quedaba su padre lo obligaría a ir con el, pensando mucho sintió como alguien tocaba su hombre de forma ligera, se estremeció pensando que era su padre.

-disculpe... Señor España- dijo una mujer detrás de el, este se calmo un poco para darse la vuelta y mirarla era una sirvienta -si tiene complicaciones con cuidar a los niños, unas amigas y yo, los podríamos cuidar, y haremos lo posible para que los soldados no les hagan nada- dijo sonriendo de forma sincera.

-¿eres nueva? nunca te había visto- dijo España tratando de recordarla pero juraba nunca haberla visto.

-oh... no señor, solo que trabajo solo en la cocina y nunca salgo, por eso varios piensan que soy alguna clase de ladrona cuando me ven, además siempre llevo algo que tape mi cara, tal vez por eso también no me reconoce- dijo la mujer sonriendo, y realmente sonaba algo confiable ente eso.

-creo que ya se quien eres, y sobre cuidar a los niños...- dijo España pensando en lo que iba a decir ¿confiar en ella? Pues no tenía más opción -confiaré en ti en que no les pase nada, pero si me entero que algo les hicieron ustedes, cuando tome mi reinado las ejecutare- dijo pata luego pararse, deseaba desafiar así a su padre.

-veo que no te acuerdas de mi España- dijo la mujer para levantarse ya que estaba agachada a la altura del menor (que este estaba sentado en el suelo) -pero no será necesario ejecutar me, yo los cuidare, como cuide de usted- dijo pero lo último mirándolo de reojo y con una sonrisa.

-¿a que te refieres con eso?- pregunto España para mirarla ¿lo había cuidado? Y si era así ¿porque no la recordaba?

-ohh... cosas de la vida, nos vemos Españita, cuídate, y deja de alterarte demasiado que envejeceras más rápido- dijo la bella mujer para salir del lugar y ponerse aquella cosa con la que se cubría la cara, eso principalmente era como una mascarilla, algo que principalmente se ocupa entre las cocineras.

España solo la miró  raro, seguía pensando en sus palabras ¿cuidarlo? Pero no sabía nada, ni recordaba algo, luego solo se levantó y fue donde su padre, donde debían guardar todo, los soldados se encargaban de eso, mientras que las sirvientas subían cosas para limpiar y cocinar, al siguiente día debían marcharse, y España no quería subir a ese barco, tanto que odiaba, apenas supo de ese plan, debía destruirlo, pero se sentía tan idiota como para saber de que trataba, ese plan.

Poco después se retiraron, era de noche, y volvieron a casa España cuando entró fue a ver a los hermanos Río, entró a su habitación y cada uno estaba en su cama sonrió ante eso, España les había conseguido más tapados y sábanas para cubrirse, cosa que ayudaba mucho, también les enseño que si había demasiado frío, que todos se acostarán juntos y ocuparán todos sus tapados, luego fue a su habitación que ahí estaba Nueva España durmiendo, este no necesitaba tapado ya que sus alas lo cubrían de pies a cabeza, España se acomodo a su lado, y se tapo, Nueva España al sentirlo lo abrazo y también lo cubrió con su ala, algo que era normal en esos momentos ahora, poco después empezó a cerrar cerrar ojos para caer en un sueño profundo.

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Es más corto lose, pero tratare de estar más activa debido a que...
Volvi a las putas clases.
Me da alta paja si pero aquí estoy, cuídense

N°2 La Perdición De América // countryhumans Donde viven las historias. Descúbrelo ahora