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Aunque trató por casi todos los medios concentrarse, terminar de rellenar los formularios del proyecto y contestar los últimos correos recién llegados, no lo logró

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Aunque trató por casi todos los medios concentrarse, terminar de rellenar los formularios del proyecto y contestar los últimos correos recién llegados, no lo logró. La mente de Anaira seguía en la cafetería haciéndole compañía a Luis, soportando la mirada furiosa de Derek y, por si fuera poco, imaginándose un centenar de escenarios donde ambos discutían por su culpa. Pero ¿por qué?

Era más que obvio que Derek no estaba feliz con su reciente interacción con Luis, que tal vez se haya dado cuenta que mintieron respecto al no conocerse y, sin embargo, seguía sin entender cuál era la razón para enojarse a tal grado. ¿Era un pecado conocerlo y ser su amiga? Demasiada casualidad que sean ellos dos mejores amigos, pero eso no implicaba que no pudiesen conocerse, ¿o sí? De todas formas, por ser su jefe no tenía derecho alguno de dar órdenes en su vida personal.

Si ella quería conocer a alguien, salir con él y formar una amistad o algo más, era libre de hacerlo, gústele o no.

A las seis en punto recogió sus cosas y se marchó, caminó con calma y sin ningún tipo de prisas, todo para poder observar a su alrededor y saber si alguno de los dos seguía en las instalaciones. Porque, por raro que parezca, Derek no regresó a su oficina después de ese momento. Por su reacción, esperaba verlo llegar echando humo por la nariz de la rabia y vociferando ordenes como loco solo por castigarla de alguna manera. Pero no sucedió, y eso era aún más preocupante.

La cafetería estaba sola, salvo por los trabajadores habituales preparando su salida; la sala de descanso en penumbras, solo se vislumbraba una tenue luz proveniente de las ventanas; la sala de trabajo semivacía, solo dos trabajadores de sistemas pegados a sus pantallas. Cero rastros de ellos, de ninguno de los dos.

(A) Hola, Lu, ¿está todo bien?

Envió el mensaje con el corazón en la mano, no conocía lo suficiente a Derek y sabía sobre su buena relación, pero dada la actitud y mal genio de este, no estaba segura hasta donde podría llegar o de que era capaz de hacer en ese estado.

Con menos de quince días trabajando para él, solo había conocido su mal genio, patanería y poco tacto. Aun no le daba el «placer» de ver esa parte de Derek que es, según Alice, una buena persona. ¿De verdad existirá? Aun así, de cierta forma llegó a asustarle un poco la furia intensa que se concentraba en sus ojos. ¿Era hacia ella? Lo dudaba, de serlo le habría dicho por media hora todo lo que hacía mal. ¿Con Luis? Tal vez, pero sin razón de peso aparente. Y es que nada de esa situación era coherente, peor todavía, fue sumamente exagerada.

Media hora después estando en casa, habiéndose dado una ducha fresca y cenado, seguía sin tener respuesta alguna de Luis. Estaba preocupándose de verdad, no solo se trataba de una corazonada, sino de todo un mal presentimiento. La idea de llamarlo se hacía cada vez más factible, pero su teléfono empieza sonar de forma estridente con varios mensajes de texto.

(D) Buenas noches, An. Para mañana el equipo de sistemas necesita reunirse contigo, acordar un par de detalles del proyecto y entregarte el primer informe. Cuando llegues, ve directo allá.

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