Cruel

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El pelinegro no asistió a la escuela los siguientes dos días después del beso con Luzu. Se había comportado como un tonto frente a él, le había dicho que no podía corresponderle y después lo besó pretendiendo que era Wilbur, era un completo imbécil.

Apretó una de las sudaderas que había conservado de Wilbur a su cuerpo e inhaló buscando algún rastro de él pero solo olía a suavizante de ropa. Gruñó molesto.
Su teléfono sonó por décima vez en el día, ya no sabía si era Luzu, Wilbur o Rubius, era como si los tres se turnaran por insistir en llamarle.
Se levantó cansado, había estado tan deprimido como para preocuparse por comer bien y su cuerpo ya le estaba exigiendo alimentarse decentemente. Sacó una sopa instantánea y la preparo sin esforzarse en ello, debía verse patético y todo por culpa de un hombre. O Dos, si contaba lo culpable que se sentía por Luzu.

Debía ir a la facultad, no podía estar así siempre; lo haría el siguiente día cuando sus pensamientos estuvieran más ordenados y no se sintiera tan mierda con él mismo.
El sonido del microondas los sobresaltó y tomó la sopa instantánea, la mejor manera de ordenar tus ideas es comiendo mientras ves una película de desamor, y eso haría.

Alex miraba con atención la pantalla mientras el pequeño Charlie se deprimía por haber besado a Nick, sintió que aquella serie se estaba burlando de él, era una estupidez lo mucho que se identificaba con esa situación, aunque en su caso era por culpa de otro chico.

-Puta madre Charlie, él te ama ya no llores.- dijo molesto a la pantalla aún cuando sabía que no lo escuchaban.

Unos golpes se escucharon en su puerta y la miró dudoso, tal vez había sido su imaginación.

Otros más.

Se levantó del sofá y algo nervioso se acercó a la puerta, solo podían ser dos personas y rogaba para que no fuera su profesor de ojos marrones.
Los ojos preocupados del peliblanco pasaron del suelo a su rostro cuando la puerta se abrió.

-Carajo Quackity, no he sabido de ti en dos días.- entró al departamento del chico con dos bolsas en sus manos.-Este lugar huele a mierda, ¿qué acaso no conoces la ducha?.

-Ja, ja, muy gracioso.- dijo rodando los ojos, cerró muy bien la puerta y se acercó al sofá invitando a rubius a sentarse.

El peliblanco lo miró serio y se sentó dejando las bolsas a su lado.

-Te ves como la mierda, sin ofender.

-¿Viniste a mi casa solo a insultar mi apariencia?.- el pelinegro aguantó una risa.- Se que me veo de la verga y que huelo a basura igual que mi casa pero no es para que me lo recuerdes.

-No, no, solo quería cerciorarme de que no te hayas electrocutado con tu tostadora. Desapareciste sin decir nada y no pude evitar preocuparme.

-Por eso te amo mi rubia tetona.- dijo lanzándole un besito al peliblanco, que solo rodó los ojos mientras reía.-gracias por preocuparte.

-Vaya, que si tú te mueres me muero yo.

-Eso ni tu te lo crees.

-La verdad es que no, pero de igual forma quería ver si seguías vivo. ¿Pasó algo de lo que deba enterarme?.

Quackity dudó mientras se miraba las manos, podía contarle todo lo que había pasado ese día pero para eso también debía hablarle sobre Wilbur. Los pros: lo aconsejaría sobre que hacer respecto a sus sentimientos. Los contras: en realidad no había ninguno, solo el simple hecho de que le haría un berrinche por no haberle contado antes.

-Voy a contártelo todo y espero que no digas ni una palabra de lo que voy a decirte, porque sino te corto los huevos y se los doy de comer a mi gato.

-Soy todo oídos.

"Querido profesor" - LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora