Amárrame.

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Cerró los ojos sintiendo el agua tibia golpear su espalda tensa, se había despertado a mitad de la noche bañado en sudor y con el corazón a mil por segundo.
Había tenido pesadillas, o más bien, recuerdos.

Recuerdos nada agradables.

Recuerdos que deseaba borrar a toda costa de su mente.

Hace tan solo unos días estaba bien, su mente ya no le había jugado malos ratos, su relación con Luzu estaba volviendo a ser como antes y Titi... Titi era un rayito de luz en su vida.
Pero el psicólogo se lo había advertido, que tendría recaídas y al haber sido un trauma muy fuerte sería más difícil de procesar.

Wilbur tenía razón.

Ya no había ni una pizca del Quackity indoblegable, ahora sus emociones prendían de un hilo que parecía rasgarse con la más mínima ventisca.

Era débil.

Lo había vuelto débil.

Dejó salir sus lágrimas que se mezclaron con el agua, sacando toda la frustración en aquel acto que no hizo otra cosa más que hacer que su cabeza doliera.
Llorar no es de débiles, a la mierda quien piense lo contrario.

Envolvió su cuerpo en una toalla y se miró al espejo; había recobrado mucho más peso, sus costillas eran menos visibles al igual que sus clavículas y bajo sus ojos solo habían unas ojeras poco notables, aún persistían, pues las pesadillas no se iban por completo. Su cabello ya estaba considerablemente largo, mucho más de lo que estaba acostumbrado, tal vez le pediría a Luzu que lo llevara a la estética, necesitaba un cambio de look.

Miró sus cicatrices, cada línea, mancha y quemadura pintando de forma agresiva su cuerpo pálido. Acarició una que descansaba sobre sus costillas, recordaba esa.

Flashback.

🌼.- Todos los diálogos en flashback son en Inglés.

Tenía los ojos vendados y las manos atadas sobre su cabeza, llevaba el pecho desnudo, pues Wilbur había decidido deshacerse de su camiseta dejándolo expuesto al frío.
Tiritó al sentir los dedos tibios del castaño sobre su pecho, acariciando su piel de forma obscena.

Lo odiaba.

Mordió su labio hasta hacerlo sangrar y reprimió los mil insultos que pasaban por su cabeza ante el sucio toque del mayor. Quería golpearlo y salir de ahí cuanto antes.
Agudizó su oído, un ligero murmullo de música se escuchaba provenir de fuera.

-Ese idiota, le dije que guardara silencio.- maldijo sobre el cuerpo del pelinegro.- No te muevas, ahora vuelvo.

Se quedó estático en su lugar, contando los pasos del castaño hasta que escuchó como abría la puerta sin oír el característico "click" que esta hacía al cerrarse.

Era su oportunidad.

Se levantó del colchón jadeando nervioso, dando pasos suaves mientras se quitaba la venda con las manos aún atadas. La luz lo cegó unos segundos pero no se detuvo, no cuando tenía una oportunidad para huir.
Subió las escaleras dando tropezones, sintiendo como su cuerpo adolorido le pedía que se detuviera, que descansara. El sonido de la música y la discusión entre los amigos era más clara, podía escuchar los autos que pasaban afuera y las aves cantar animadas, la casa olía a comida, más específico, a pastel de carne.

Se sintió mareado y se sujetó a la mesa que descansaba junto a la entrada, vio las llaves y trató de alcanzarlas pero en su lugar empujó un pequeño jarrón con flores blancas.

"Querido profesor" - LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora