43-. uno enredao

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Personaje: Robert Laing
Parte: 5/14
Advertencia: contenido sexual.

Personaje: Robert Laing Parte: 5/14Advertencia: contenido sexual

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¿Cómo no volverse loca en un edificio del cual no puedes salir?

Fácil, solo tienes que cogerte al vecino sexy que se mudé.

Bien, la historia empieza así.

Me enteré que tendría un vecino en el departamento de abajo, hasta ese punto todo iba bien.

Un día súper casual, salí a la terraza a fumar, ¿Y que me encontré?, El nuevo vecino, dormido, desnudo y solo cubriendo la mejor parte con el manual (?) Del edificio.

Y yo, como la persona normal que soy, en vez de terminar se fumar y meterme a mi casa, me quedé a observar el fino cuerpo del nuevo vecino, estaba realmente embobada con el, al grado de tirar la maceta que tenia alado y espantarlo

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Y yo, como la persona normal que soy, en vez de terminar se fumar y meterme a mi casa, me quedé a observar el fino cuerpo del nuevo vecino, estaba realmente embobada con el, al grado de tirar la maceta que tenia alado y espantarlo. Aunque gracias a eso pude ver un poco más.

 Aunque gracias a eso pude ver un poco más

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-lo siento- grite y volteo a verme

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-lo siento- grite y volteo a verme.

-tranquila, todo bien- me contestó y entro a su departamento.

Sonreí para mí y también entre al mío.

Después de eso, empecé a forzar los encuentros, no me mal entendidan, pero ese hombre si que me había gustado.

Y entonces se dió la oportunidad, mi oportunidad.

Nos habían dicho que no saliéramos del edificio, entonces aproveché.

Estaba en la piscina del edificio, cuando entre me volteo a ver.

Estaba en la piscina del edificio, cuando entre me volteo a ver

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-hola- lo saludé.

-hola- contesto.

-¿Te vas a meter?- dije insinuante.

-no- dijo seguro, pero cuando empecé a quitarme el vestido dudo -o no lo sé- rio nervioso.

-pues yo si lo hare- termine de quitarme el vestido y después fui con la ropa interior.

-¿Te metes desnuda?- pregunto mirándome.

-no hay nadie, bueno solo tu, y no me molesta, y no creo que a alguien que se queda dormido desnudo en la terraza le moleste- sonreí.

-claro- dijo pensativo.

Entre al agua, nade un poco bajo la intensa mirada de mi vecino.

-¿Cómo te llamas?- pregunté curiosa.

-robert- contesto -¿Y tú?-

-robert- saboree su nombre en mis labios y me imaginé como se escucharía siendo gemido, sonreí -soy Beatríz- sonreí de nuevo.

-a la mierda- escuché que murmuró.

Se levantó y comenzó a quitar su ropa hasta quedar totalmente desnudo y entro al agua.

-cambiaste de opinión- hablé insinuante.

-si- musito nadando a mi.

-¿Porque?- pregunté inocente.

-por esto- me acorralo contra una de las paredes y me besó.

Fue uno enredado, delicioso, arrebatador, y exitante.

No dude en envolver sus caderas con mis piernas e invitarlo a hundirse entre ellas. Lo jale hacia mi e hice rozar nuestros sexos, amos jadeamos.

-cogeme Robert, cogeme- pedí.

El soltó un gruñido y me empotró contra la pared, solté un gran gemido cuando lo sentí entrar de golpe. No me dejo acostumbrarme, no, el empezó a bombear dentro y fuera de mi sin piedad, el agua se movía como si de un terremoto se tratase, sus manos ahuecaron mis nalgas y las amasó, su boca bajo por mi cuello, sentía como succionaba y mordía mi piel, para después pasar su lengua y aliviar un poco el dolor que causaban sus dientes.

-robert- gimotee mientras entraba y salía de mi.

-gimes hermoso- dijo y empezó a moverse más rápido.

-aaaaaahh- perdí control de mi cuerpo y el me movía como si de una muñeca me tratase -robert- mordí mis labios e hice mi cabeza hacia atrás.

-mirame, quiero ver tu cara y escuchar como sigues gimiendo mi nombre- aumento el ritmo de sus caderas, también roto los movimientos dentro-fuera con movimientos circulares.

-¡Joder si!- gemi de nuevo mis ojos se pusieron blancos.

-eres tan malditamente estrecha y húmeda- hablo entre dientes -me encanta como me aprietas- afirmó sus manos a mis caderas ayudándose a llegar más adentro de mi.

-ah, oh, me, aaahh- trataba de hablar pero solo me salían gemidos -me ah, voy, mmm, ahhh, correeeeer- dije por fin.

-aun no, lo harás cuando yo te lo diga- dió su orden y las embestidas se hicieron más violentas. No aguantaría mucho.

Acercó su cabeza a mi oído y empezó a gemir, jadear y gruñir sobre el, los sonidos hacia solo aumentaban más mi calor, sentía que me quemaba.

-ahora, correte, ya, ya- ordenó.

Dos embestidas más y me vine muy intensamente.

Una vez se pasó el efecto del orgasmo, recargue mi frente sobre su hombro y trate de recuperar la respiración.

Seguimos teniendo sexo intenso todos los días.

one shots [TWH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora