Chapter 21

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—¿Cómo quieres hacer esto? —preguntó Joaquín.

Se sentaron en el centro de la enorme cama de Joaquín del hotel, Joaquín entre los muslos de Emilio, con su espalda presionada contra el pecho de Emilio, el portátil en equilibrio sobre sus rodillas dobladas para que ambos pudieran ver la pantalla.

Parecía una pregunta extraña, supuso Joaquín. ¿Había una manera correcta de ver porno con alguien? De ser así, imaginó que medio desnudos y presionados era un buen comienzo. Los brazos de Emilio rodearon a Joaquín tirando de él más cerca.

—Solo cierra tus ojos y haz clic. —murmuró, mordiendo la nuca de Joaquín hasta que chilló.

Joaquín casi no quería escoger. Ambos se habían duchado al volver al hotel, por separado, a petición de Emilio. Parecía decidido a mantener su nuevo tatuaje como una sorpresa. Joaquín estaba deseando encontrarlo, pero la piel de Emilio era tan cálida y olía tan bien que Joaquín solo quería cerrar el portátil y descubrirlo a la manera antigua.

Emilio se movió detrás de él. Joaquín respiró hondo mientras retumbaba contra el lóbulo de su oreja.

—Puedo oírte pensar —Joaquín se estremeció, la voz de Emilio rasgó una cuerda en lo más profundo de su ser—. Esta fue tu idea. Querías que descubrieramos lo que nos gusta. Presiona el botón. Me estoy impacientando.

Joaquín también lo estaba. Cerró sus ojos y pulsó al azar una de las imágenes en miniatura. Cuando abrió sus ojos, se quedó con la boca abierta.

—Oh. Por. Dios. Eso es…

—Uh. Sí. —Emilio parecía más curioso que preocupado.

—¿Un cono de aparcamiento? Eso no puede ser seguro. Ese tipo va a necesitar cirugía —Joaquín sacudió la cabeza tratando de hacer clic fuera del video mientras no veía el video—. Um… para que conste, ese es un no rotundo.

—Lo mismo. —le aseguró Emilio.

—¿Hay una sección para principiantes? —preguntó Joaquín, medio en broma.

Emilio se acercó a Joaquín, presionando una imagen que parecía menos desalentadora. Dos chicos se besaban… demasiado. Joaquín suspiró, sus manos se deslizaron sobre los muslos de Emilio. Ver a dos chicos desnudarse y frotarse el uno contra el otro era excitante, pero hacerlo mientras Emilio arrastraba besos en su hombro, sus dedos recorriendo el torso de Joaquín, lo llevaba a otro nivel. Inclinó la cabeza para mirar a Emilio.

—Me gusta este. Me gusta besarte. Podría hacerlo por horas.

—También me gusta besarte. —le aseguró Emilio, tirando de su cabeza hacia atrás para dejar un beso en sus labios.

Cuando se alejó, Joaquín lo atrajo de regreso, besándolo profundamente, olvidándose de los dos hombres en la pantalla hasta que los ruidos cambiaron de labios que se encontraban y se separaban, a maldiciones susurradas y gemidos bajos. Ambos volvieron a mirar a la pantalla. Uno de los hombres yacía sobre su vientre mientras el otro lo tenía abierto, con su lengua lamiendo el agujero del otro. La polla ya dura de Joaquín comenzaba a abultar sus calzoncillos.

—Te gusta eso —murmuró Emilio, su mano deslizándose dentro de la ropa interior para acariciarlo. Su mano se deslizó sobre la goteante punta de Joaquín, usando el líquido preseminal para deslizar su mano, volviéndolo loco con su lento y metódico ritmo—. Realmente te gusta.

Los ojos de Joaquín se pusieron en blanco y se mordió el labio, frotando su culo contra la gruesa polla de Emilio.

—Sin duda a ti también te gusta.

MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora