El sueño eludió a Emilio después de su conversación, pero las cámaras de seguridad mostraron a Joaquín profundamente dormido, acurrucado en una bola en el centro de la cama, solo un lado de su rostro visible.
Su confesión molestaba a Emilio. Alguien había lastimado al niño. Alguien lo había lastimado lo suficiente como para que todavía lo atormentara, para que obsesionara sus sueños y le impidiera dormir por la noche y, según él, la policía no había hecho nada.
Emilio entró en la cocina sin molestarse con una camisa. Se preparó una taza de café, se llevó la taza a la isla y se sentó en un taburete. Apoyó su teléfono contra el azucarero que rara vez se usaba y echó un último vistazo a la figura dormida del niño antes de abrir su laptop para poder investigar el pasado de Joaquín.
Después de sólo treinta minutos, Emilio tuvo claro que si quería información sobre Joaquín cuando era niño, Google la tenía toda, desde el momento de su nacimiento hasta la fiesta de su duodécimo cumpleaños.
Casi sin esfuerzo, Emilio pudo crear una instantánea de la vida de Joaquín, dónde vivía, dónde grababa sus películas, dónde su familia vacacionaba, su color favorito, animal favorito, comidas favoritas, el rancho de caballos de su abuelo...cualquiera con tan siquiera un pequeño conocimiento de Internet podría haber encontrado un millón de formas de entrar en la vida de Joaquin y lastimarlo.
Entonces todo se detuvo. Desde los trece a los dieciocho años, Joaquín fue un fantasma. No había fotos, ni publicaciones en las redes sociales, solo un par de artículos de los tabloides especulando sobre por qué se había ido cuando parecía que no podía perder. Fue un apagón total de los medios. Eso no pudo ser un accidente.
Cinco años después de su desaparición, Joaquín comenzó a sangrar de nuevo al centro de atención. Artículos sobre una película independiente que protagonizó, cuentas de redes sociales reactivadas, fotos de él sonriendo en el set con el elenco aleatorio y los miembros del equipo.
Todo fue inútil para los propósitos de Emilio. Todos excepto una sola publicación en una subreddit¹ llamada r/truecrimla. Había miles de publicaciones sobre los muchos delincuentes y estafadores que se aprovechan de la gente en Los Ángeles, pero solo una mencionaba el nombre de Joaquín. Una sola línea que hizo que los pelos de los brazos de Emilio se erizaran.
"Hollywood está lleno de depredadores... pregúntale a Joaquín Gress".
Emilio se enfureció mientras trataba de encontrar más información sobre la persona que había hecho la publicación, pero no encontró nada. No era un genio de las computadoras de ninguna manera, pero tenía un conocimiento básico de la deep web.
Abrió el navegador Tor² e intentó sumergirse más profundamente. Una vez más, no encontró nada. No informes policiales. No juicios legales. No artículos. Nada.
¿Qué diablos le había pasado a Joaquín y por qué no había constancia de ello? Joaquín había dicho que la policía era tan corrupta como los criminales. ¿Lo había lastimado un oficial de policía? Necesitaba más información.
Consideró enviarle un mensaje de texto a Linc, pero parecía... imprudente. Esta no era una amenaza actual para la seguridad de Joaquín. Se trataba de encontrar al cobarde que se había atrevido a tocar algo que pertenecía a Emilio y mostrarle que había consecuencias por esas acciones, incluso si sucedieron hace años. Emilio arrasaría con todos los demonios de Joaquín si eso significara que el niño dormía tranquilo.
Cogió su teléfono y marcó el número de Webster.
Emilio: Es Emilio. Necesito un favor.
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MADNESS
FanfictionEn Hollywood, ser un sociópata es más una habilidad vital que un diagnóstico. Joaquín y Emilio sólo tienen una cosa en común. Ambos llevan máscaras. •ADAPTACIÓN•