Chapter 30

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Emilio  yacía en el sofá con Joaquín entre sus piernas, la cabeza apoyada en su pecho y los brazos alrededor el uno del otro mientras observaban las noticias desplegarse en CNN.

Afuera de las puertas de la que próximamente sería la antigua casa de Joaquín, multitud de reporteros estaban amontonados, todos queriendo ser el primero en capturar a Joaquín tras la historia de última hora. Había puesto su teléfono en silencio después de dejar saber a Charlie, Wyatt y la mamá de Emilio que podían hablar con él por el teléfono de Emilio si era necesario. El resto del mundo podía esperar.

—Súbele —murmuró Joaquín.

Emilio hizo lo que Joaquín pidió, y entonces depositó el control remoto en la mesa y así poder envolver a Joaquín entre sus brazos una vez más.

La reportera, una mujer con cabello dorado y expresión seria, estaba de pie afuera de las puertas de un inmueble mucho más gigante, sujetando un micrófono cómicamente grande.

—Estamos en vivo en las afueras de la mansión del director hollywoodense, Leonard Medford. Detrás de mí, a la izquierda, podemos ver la van del coronel saliendo con lo que hemos oído es el cuerpo de Medford, quien presuntamente murió a la edad de setenta y cinco años por una herida de disparo auto infringido.

Joaquín se estremeció, causando que Emilio alzara la cobija y los cubriera un poco más arriba de los hombros de Joaquín, incluso aunque el chico no tenía frío si no que estaba abatido.

—¿Estás bien, conejito? —Joaquín frotó su rostro contra el pecho desnudo de Emilio.

—Estoy bien, Emi.

Emilio no sabía si Joaquín lo decía en serio o no. Joaquín podía no conocerse a sí mismo. ¿Se culparía a él mismo por esto? ¿Estaba aliviado?

—Puedes decirme la verdad.

—Shhh. —susurró Joaquín, con la mirada enfocada en la televisión.

Medford, como muchos saben, estuvo recientemente en el centro de un escándalo salido de una película de Hollywood. Una historia que envolvía el encubrimiento de varias violaciones a niños perpetrados por un hombre que ahora sabemos es el pedófilo convicto Cane Crawford, hijo ilegítimo de Medford y una camarera de Las Vegas. La historia estalló hace seis semanas en las redes sociales del actor ganador del Oscar y Legado de Hollywood, Joaquín Gress, quien compartió la historia de su trágico abuso y la parte que jugó Leonard en mantenerlo silenciado todos estos años. Crawford había negado inicialmente estas alegaciones y cualquier delito cometido e incluso había iniciado una campaña de difamación en contra del acusador, antes de hacer un voto de  venganza. Ahora, se encuentra a la fuga y la policía cree que el sospechoso se encuentra armado y representa un peligro. Si lo ve, no se acerque a él, llame a la oficina del FBI de su localidad.

—¿Crees que vaya a huir de nuevo? —preguntó Joaquín.

—¿Crawford? Probablemente. Cobardes como él siempre huyen.

—Sí —murmuró Joaquín.

—¿Estás molesto porque Medford está muerto? —Joaquín se giró sobre su estómago, cruzando las manos sobre el pecho de Emilio y apoyando la barbilla encima.

—Lamento que no le haya dolido más. —Alivio inundó a Emilio. Bien. Ese era el Joaquín que él conocía y amaba.

—Al menos él no puede lastimarte a ti ni a nadie más.

—No, pero Cane es el monstruo real, y él está allí afuera en alguna parte.

—¿Te asusta? —Joaquín pareció contemplar la pregunta.

MADNESSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora