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Darcy

Desperté temprano como cada día. Me estire un poco, mire a mi alrededor como algunas chicas ya se encontraban tendiendo su cama, otras apenas despertando. Sin duda extrañaba mi habitación, pero sobre todo mi privacidad. Aquí desde que te despertabas hasta que te ibas a dormir, siempre había alguien mirándote, cuidando que no fueras a caer de nuevo en los vicios.

No tenía amigas tampoco aquí. Me apartaba un poco de todos y me enfocaba en mí, y en mi mente. Le pedía constantemente que se esforzara en salir adelante, y que no fuera a tropezar otra vez, de lo contrario, todo lo avanzado se perdería.

La psicóloga decía que estaba avanzando rápido, y que mis padres me habían internado muy a tiempo, pues aun mi problema con las adicciones no era tan serio. No sentía tanta ansiedad, solo un poco por el alcohol. Un día, en mi proceso de desintoxicación, me temblaba todo el cuerpo y no paraba de sudar, aun si no estuviera haciendo nada. Había sido horrible. Esa noche ni siquiera pude dormir y tuve a alguien cuidándome por si la crisis aumentaba.

Llore y grite tanto, que tuvieron que aislarme en un cuarto en donde pudiera dejar dormir a los demás. Fue una semana espantosa en donde tan solo quería correr a los brazos de mi mamá para sentirme protegida.

Recordar aquellos episodios me ponían triste. Si Freddie supiera en verdad por lo que estaba pasando, creo que vendría todos los días a visitarme, pero prefería que no se preocupara.

—¡Styles! Te busca Mirtha. ¡Corre! —me gritaron, informándome que mi psicóloga quería verme.

Me extraño un poco debido a que era demasiado temprano para verla, y hoy no tenía sesión con ella.

Me di prisa en acomodar todo en su lugar y correr a su oficina. Apenas entrar, sentí como si hubieran pasado mil años en que no veía a mis padres y estuve a punto de desplomarme en el suelo llorando.

Opte por llorar, pero en los brazos de ambos.

—¡Ma, pa! —solloce mientras los abrazaba con necesidad

Había olvidado lo bien que se sentía estar entre sus brazos. De nuevo era la Darcy de 5 años que no podía estar separada de sus padres ni un segundo porque comenzaba a llorar. No importaba si mis tíos me cargaban y me hacían reír, yo siempre buscaba estar cerca de alguno de mis padres para no sentirme abandonada.

—¡Mi niña hermosa! Mi pequeña Esmeralda—podía sentir las lágrimas de papá en mi cabello

Era una hermosa foto para una postal.

—Mira cuan largo esta tu cabello—comento mamá con lágrimas en sus ojos.

Creía que aun tardaría más en verlos. Me separe buscando a mis hermanos. Mi callado y siempre correcto Dylan, Abbey siempre tan risueña y Alanna con sus ojos brillantes de alegría y amor.

No estaban, pero esperaba que estuvieran esperando afuera por mí.

Harry

Estaba demasiado nervioso por ver a Darcy que esa noche ni siquiera pude dormir. Le había comentado a Dylan sobre la noticia y se había alegrado mucho. De alguna manera ellos dos también tenían una conexión especial. A final de cuentas no era mucha su diferencia de edad y habían crecido muy unidos.

Me pidió que la abrazara muy fuerte y que le dijera que la quería.

Yo era el que no sabía que decirle. Pase la noche pensando en cuales serían mis primeras palabras hacia ella, o si lloraría al verla.

Lo cierto era que me sentía como cuando ____ me dijo que había roto su fuente, y yo me bloqueé del miedo sin entender a lo que se refería.

—Bebé, ¿te hiciste del baño?. Me hubieras dicho para llevarte al baño, corazón—había ingresado a la cocina comiéndome una tostada con crema de maní

—No es eso. Es la fuente. Se rompió

—Hmm, no tenemos fuente en la cocina—había dicho en estado confundido, no queriendo asimilar de lo que en verdad hablaba

—¡Que tu bebé ya va a nacer! ¡Idiota!—grito mi hermana corriendo hacia _____

—¡¡Dios Mío!!

Todo en mí se había congelado, pero algo me decía que debía correr. Lo hice, corrí de un lado hacia al otro sin rumbo alguno. En mi cabeza corría a la entrada por las llaves, después a apagar el televisor, recoger mi cartera, tomar mi celular, subir al cuarto por la maletita que habíamos hecho _____ y yo con tiempo, y después ir al auto.

Todo eso estaba en mi cabeza, pero al parecer, o según lo que cuenta Gemma, solo corría de un lado hacia el otro movimiento las manos como loco.

Yo igual pensaba que exageraba, pero esa siempre era su versión de los hechos.

Había sido también un momento demasiado difícil cuando Darcy se negaba a nacer.

—¿Por qué tarda tanto?—le pregunté a Matt cuando solo veía sufrir a mi mujer—¿Es normal?

Matt me había alejado un poco de ____ para que ella no escuchara, y solo podía escuchar sus gritos de dolor que me partían el alma.

—El cordón umbilical de la niña está enredado en su cuello, por ello no puede salir.

—Una cesaría. Lo que sea para no estar viendo sufrir a _____

—Es alérgica a la anestesia. Podría ser muy riesgoso

Las manos me sudaban por no saber cómo actuar. Quería correr de ahí para estar con mi madre, pero a la vez no podía dejar sola a las dos mujeres de mi vida. Fueron segundos, minutos, horas que se pasaron eternas. _____ solo lloraba y me preguntaba asustada si algo estaba mal.

Matt por fin me había dicho con una sonrisa que era el momento, y entonces cualquier miedo se había esfumado. _____ hizo el milagro más hermoso ante mis ojos, y me mostró cual guerrera era.

Entonces fue cuando mi pequeña guerrera número dos, nació. Matt me dijo que fuera para grabar el evento, pero simplemente quede atontado cuando vi como mi niña llegaba al mundo con un fuerte grito. Demostrándome que ella jamás se quedaría callada.

Llore y mi corazón se detuvo algunos segundos. No fue hasta que Matt la puso en mis brazos, que su corazón y el mío latieron a la par. Estaba conociendo a mi más grande amor. Mi compañera de aventuras. Con quien me dejaría maquillar, jalar el cabello, vestir de princesa o cualquier excentricidad que ella quisiera. Daría eso y más por ella.

—!!Ma, Pa!!

Escuchamos su grito al abrirse la puerta

Para mí fue como verla nacer por segunda ocasión. Mi corazón se detuvo. Ella corrió con lágrimas en los ojos a abrazarnos, y apenas tenerla en mis brazos, nuestros corazones volvieron a latir a la par.

—Mi niña hermosa. Mi pequeña Esmeralda—solloce sin reprimir nada.

_____ a mi lado estaba igual.

—Están aquí. En verdad están aquí—dijo sin podérselo creer

Styles III Donde viven las historias. Descúbrelo ahora