12

6.5K 614 155
                                    

Cuando llegaron al lugar Jisung pudo divisar que era un restaurante lujoso, de esos que tienen iluminadas cuatro estrellas por encima del nombre. Minho se bajo rápidamente y le abrió la puerta a Jisung mientras le extendía una mano.

—Señorito— decía en tono coqueto extendiendo su mano para que Jisung la tomara, este solo se rió y la recibió con gusto.

Entraron al lugar. Era increíblemente lujoso, todo a su alrededor gritaba "soy caro, no me toques" y la verdad Jisung si tenía miedo de romper algo así que fue muy cuidadoso en todo momento.

—Buenas tardes ¿Tiene reservación?— preguntó una mujer vestida de manera elegante y muy bien peinada.

—Si— contestó el mayor. Jisung miraba a su alrededor sintiéndose pequeño estando en un lugar con un techo tan alto.

—Su nombre, por favor.

—Lee Minho— la mujer chequeaba algo en una pequeña pantalla.

—Déjeme guiarlo a su mesa— dijo con una sonrisa y comenzando a caminar, Minho la seguía mientras sostenía la manito de Jisung la cual estaba sudando de los nervios.

La chica los sentó de una mesa céntrica. Jisung miraba a su alrededor y no podía evitar sentirse cohibido, todo el mundo usaba ropa de marca y comían con altos modales.

El castaño volteó a ver la ropa de Minho: llevaba un pantalón jean hecho a la medida, unas botas que lucían nuevas, una camisa blanca perfectamente planchada y una chaqueta impecable de cuero, a pesar de estar vestido como todos los días se notaba que Minho era alguien de clase alta. Luego se volteó a verse: usaba un pantalón de mezclilla desteñido de tantas lavadas, sus converse negras ya sucias por no tener tiempo de limpiarlas y su camisa verde pastel que le quedaba dos tallas mas grande por si en algún momento crecía o engordaba.

—¿Estás bien?— preguntó Minho.

—Si— dijo fingiendo una sonrisa.

Minho le estiro la silla para que se sentara y Jisung con gusto lo hizo, amaba a este Minho caballeroso. La chica les extendió los menús a ambos, Jisung le agradeció y en cuanto vio los platillos quedo en shock ¡¿50.000 wons un aperitivo?! debía admitir que no podía creer en donde estaba comiendo— am...Minho...— lo llamó.

—¿Qué pasa, Sung?— preguntó despegando la vista del menú.

—Este lugar...¿No es muy caro?— susurró.

—No te preocupes por eso, Sungie, yo puedo cubrirlo sin problema— dijo volviendo al menú.

—Esta bien...— Jisung volvió también al menú, pero unas voces detrás de él llamaron más su atención.

Minho ya se había decidido por qué pedir, se sentía feliz de poder llevar a Jisung a lugares así, era todo lo que se merecía por su arduo esfuerzo durante estos año, a pesar de que nunca le haya comentado nada, Minho sabía que ser huérfano, vivir solo, criar a un hermano y tener dos trabajos no era fácil, quería mostrarle a Jisung el futuro que le esperaba si seguía junto a él. Minho estaba feliz pero cuando fue a decir algo fue interrumpido por un sollozo, de inmediato supo que se trataba de Jisung quien lloraba cubriendo su cara con la carta de menú.

—Jisung ¿Qué pasa? ¿Qué tienes, chiquito?—preguntó efusivamente intentando tomar su mano, Jisung bajó el menú dejando ver su rostro derretido en lágrimas, se notaba que intentaba contener el llanto.

—N-no es nada es que...

Ay ahora se puso a llorar, ¡Que baja clase! Llora y suelta moco sobre la mesa, miren su ropa parece sacada de la basura.

Minho comenzó a prestar atención a su alrededor, la gente los miraba de manera juzgona, en especial a Jisung. Volteó su vista al menor y vió como esta intentaba cubrir su rostro con sus manos, rápidamente levantó la mano llamando a la camarera.

—¿Algún problema, señor?— la mujer se acercó a ellos rápidamente volteando a ver a Jisung.

—Si, me gustaría cambiar de mesa— dijo con un semblante severo.

—¿Algún problema con esta mesa?

—Si, el problema es ¡Que estamos rodeados de gente clasista y metiche que no sabe hacer otra cosa que juzgar a las personas!— exclamó subiendo el tono de voz para que todos a su alrededor lo escucharan. Jisung dejó ver su rostro sorprendido ante las palabras del mayor— así que si nos pudiera dar un lugar más privado se lo agradecería un montón.

—C-claro, señor. Esta la mesa presidencial en el piso de arriba, sin embargo es mas costosa.

—La quiero.

—¡Minho!— reprendió al mayor, no quería que Minho se pusiera a gastar dinero así como así y menos por una simple cita.

—¿Que? No pienso permitir ¡Que gente imbécil haga sentir mal a mi bombón de azúcar!— exclamó una vez más, todos a su alrededor los miraban con mala cara. Jisung no quería estar en un lugar así con gente de ese tipo, cuando él se imaginaba su primera cita no pensaba en esto.

—Minho— dijo tomando su mano— vámonos— Minho se preocupó de inmediato al ver la cara que Jisung le puso.

¡MIERDA LA CAGUE DE NUEVO! pensó.

—Lo que tu digas— cedió mirándolo comprensivo— muchas gracias— simplemente dijo eso y ambos se fueron del lugar.

Cuando ambos se encontraban en el auto hubo un silencio, Minho no sabía que decir, había arruinado su primera cita llevándolo a un lugar horrible, Jisung terminó llorando y no comieron nada. Se sentía un estúpido, un idiota que no sabía hacer nada bien.

—Jisung...— comenzó— no sabes cuanto lo siento, te traje aquí pensando que sería un lugar agradable, pero la verdad es que fue un asco— se lamentó con la mirada baja hundiéndose en su miseria, Minho creía que ahora Jisung definitivamente no querría nada con él. Grata fue su sorpresa al sentir la mano de Jisung sobre la suya.

—Minho, no es tu culpa, no puedes controlar a la gente a tu alrededor y no es un asco, el restaurante es muy bonito. Tuviste la mejor intensión, es lo que importa— dijo acariciando su mano con su pulgar— si, somos notablemente de diferentes clases sociales, pero eso no tiene por que ser un obstáculo, no soy mucho de este tipo de lugares, es obvio, estoy en una situación difícil, pero...¿Qué tal si me dejas escoger el lugar?— lo miró con una sonrisa.

—Jisung...

—¿Hm?

—Eres admirable— soltó sin más a lo que Jisung rió — no, en serio, eres genial, eres la persona más increíble que jamás he conocido.

—Gracias— no pudo evitar sonreír ante el comentario— tu eres genial también Minho, eres la única persona en este planeta que me ha dicho cosas tan lindas.

—Y te las seguiré diciendo hasta que me supliques que pare— dijo sonriéndole. Jisung se sonrojó ante sus palabras.

Minho suplicaba, rogaba a los dioses que Jisung correspondiera sus sentimientos. Sinceramente hablando, Jisung era la persona más increíble de este mundo: era valiente, fuerte, dulce, amable, cariñoso, amoroso, tierno, comprensible, empático y muchas otras cosas. Jisung era...bueno...no hay palabras para describirlo.

—¿A donde quieres ir?— preguntó ahora siendo el quien acaricie su mano.

—¿Qué tal un helado?— propuso emocionado, amaba los postres.

—Como tu quieres, cachetes— dijo con el apodo más amoroso que se le ocurrió en el momento. A Jisung no le gustaban sus cachetes, pensaba que eran gigantes y feos, pero ante el apodo de Minho ser cachetón no parecía tan malo.

EL NIÑERO ➺ MINSUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora