°𝑳𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒕𝒆𝒂𝒄𝒉 𝒚𝒐𝒖° ʸᵒᵘⁿᵍᴴᵉᵉ/ᴷᵉᵒⁿᴶᵒ - ＯＮＥＵＳ

8•🐰

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—No estoy de acuerdo con esto—

—Yo tampoco, Hwanwoong. Pero si no voy, después me estará molestando—
Woong por fin me miró y se levantó para acercarse a la puerta aún con los brazos cruzados. Estaba bastante molesto.

—Voy a pasar el recreo solo...solo solin solito—
Hizo una expresión de perrito triste para que lo consolara, pero su tristeza no duro mucho.

—¡Wow, eres más enano de lo que parecías!—
De repente, apareció Youngjo del otro lado de la puerta del salón.
—Debes ser Hwanwoong—

—No me digas enano, idiota—
Lo miró de una forma muy amenazante. Odiaba que lo llamarán enano.

—Ay, lo siento—
Youngjo hizo una expresión fingida de pena para después reír burlón y acercarse a mí.
—¿Vamos, Keon?—

—Si...Después vuelvo, Woong—
Lo abracé rápidamente para separarme e irme con Youngjo.

Caminamos por los pasillos hasta llegar a la cafetería. Nos detuvimos a comprar para comer y luego seguimos camino. Salimos al patio y nos dirigimos a una zona donde no hubiera tantas personas. Gracias a el, descubrí un lugar oculto pasando los pasillos de los baños.

—Ahhh, paz y tranquilidad—
Se sentó en el suelo y apoyó su espalda contra la pared, así que hice lo mismo sentándome a su lado.
—Tu amigo si que es celoso—

—¿Y? No es tu problema—
Nos miramos e hizo un gesto de disgusto para comenzar a comer.
—Solo no le digas enano, lo odia—

—Aja…Parecen novios—

—¿Eh? Claro que no, ¿No tienes amigos o que?—

—Si, de hecho tengo un Seoho. Pero el es realmente unico en su especie—
Lo miré confundido por como se refirió a su amigo.

—¿Y por qué no estás con el?—

—No vino—

—¿Por eso viniste a molestarme?—
Negó con la cabeza un par de veces, yo solo rode los ojos para prestarle atención a mí comida.
—Era obvio—

—…Aunque hubiera venido—
Hizo que lo mirara directamente a los ojos, haciendo que me sonroje un poco por lo penetrantes que eran sus ojos.
—Te molestaría igual—

—Si, claro—

—Lo digo enserio—

Despues de ese momento extraño de tensión, estuvimos hablando un rato mientras terminabamos nuestra comida. El siguió con sus juegos de siempre pero pudimos hablar en confianza como si fuéramos buenos amigos, descubriendo que teníamos algunas cosas en común.
Para mí sorpresa, estaba pasando un buen rato aunque no duro mucho, ya que sonó el timbre.

—Que rápido—
Se levantó de un salto y, cuando estaba por hacer lo mismo, me ofreció su mano.

—¿Qué?—

—Dejame ayudarte—
Dudé un poco, pero terminé aceptando su ayuda. Agarré su mano y por el impulso al levantarme quedé muy cerca del rostro de Youngjo.
—Lindos ojos—

—G-Gracias—
Enseguida me separe, sus bromas me ponían nervioso.

—De nada—
Sonrió y se acercó más a mí costado para pasar su brazo por sobre mis hombros y de esa manera caminar de regreso a nuestros salones.

En esos pocos minutos que pasamos juntos nos divertimos bastante. Conocimos más del otro e hizo que me diera cuenta que podia pasarla bien con el.
Primero me acompañó hasta mí salón, al llegar vi a Hwanwoong junto a Hyunggu y Minho, aún enojado y sentado en su silla.

—¡Volvi, Hwanwoong!—
Miró hacia donde estaba y me sonrió esperanzado. Se levantó de su asiento pero volvió a enfadarse al ver a Youngjo.

—Aún estás con el...y abrazados—
Ambos nos miramos y noté que Kim aún seguia con su brazo sobre mis hombros. Intenté separarme pero no me lo permitió.

—¿Hay algún problema con eso?—
Me asusté al ver qué Woong comenzaba a acercarse casi ardiendo en llamas.

—¡Si lo hay!—
Nuestros compañeros y otros alumnos que estaban en el pasillo nos miraban curiosos de lo que sucedía.

—Oh ¿enserio? ¿Tienes miedo que te quite a Keonhee?—
Hwanwoong no se contuvo e hizo ademan de golpearlo, así que me interpuse para detenerlo.

—¡Basta chicos! Dejen de pelear, no tiene sentido—

—Esta bien. De todos modos te veré después—
Youngjo miró a mis compañeros e hizo pequeñas reverencias sonriendo.
—Disculpen la interrupción, chicos. Hasta luego, Keonhee—

—¡¡No vuelvas!!—

—¡Hwanwoong!—

—Tranquilo, no volveré a dirigirte la palabra...duende—
Dió media vuelta y se fue, dejando a Hwanwoong furioso.

—Hwanun...—
Me miró aún con el ceño fruncido.

—¿Qué?—

—Me estás aplastando el pie—

—¡Uy perdón!—