— Ya, Zanahorias —gruñó aquel zorro detrás de la puerta de la habitación que compartía con su novia, impaciente de verla salir con lo que supuestamente era una gran sorprea—. ¡Llevas media hora ahí! ¿¡Acaso no piensas almorzar!? —exclamó, mostrándose a la defensiva.
— Solo necesito un poco más de tiempo —musita suavemente aquella de pelaje grisáceo, sin parar de trabajar en aquello que recordó y no pudo dejar ir.
— Te amo y todo, Judy. ¡Pero no me gusta que hagas estas cosas! —gruñe, golpeando la puerta con insistencia, esperando que con eso lograse hacerla salir.
La menor ríe risueña, sin parar de trabajar en su proyecto, sintiendo que podría ser de sus mejores creaciones para aquel que tanto aprecia y admirar.
El zorro por otro lado se recuesta de la puerta, cruzándose de brazos, gruñendo de forma baja.
Odiaba esto de quedarse en aquel pasillo de paredes blancas, con un espejo en los laterales mientras observaba una de las tantas mesas que había, decoradas obviamente por adornos de cristal y un reloj antiguo sobre un mantel blanco tegido. No es que no le guste el aspecto de aquella parte de su departamento, pero realmente odiaba el tema de las sorpresas, y esto, lo que fuera que estuviera pasando parecía en toda regla el preámbulo a una sorpresa.Se deslizó hacia el suelo, cayendo sobre aquellos pisos de madera pulida, viendo hacia la lámpara de cristalnquencolgaba del techo, inflando sus mejillas, impaciente, deseando resolver lo que fuera este misterio.
Una pisca de malicia se asomó en él, dándole la idea de pegarse por completo al suelo y así asomar su mirada por debajo de la puerta, lograndolo con cierto éxito, sin ver nada más que la gran alfombra blanca frente a la cama matrimonial con sábanas blancas y lilas que compartían, notando la mesa de noche, el tocador con un par de cajas debajo y las paredes pintadas de verde. Gruñó, realmente no había nada fuera de lo normal aquí.
Se puso de rodillas, con una nueva idea.Pegó lentamente sus oreja a la puerta, moviéndola levemente, tratando de captar algún sonido fuera de lugar, alguna pista, pero no había nada.
Un escalofrío recorrió su espalda, ¿Y si algo le había pasado a su novia? ¿Y si se había resbalado por el balcón? ¿Y si se había hecho daño?Se levantó rápidamente, empezando a empujar bruscamente la puerta, forzando el picaporte entre gruñidos de desesperación, insistente con la idea de entrar y calmar su mente con cual fuera lo que se encontrase.
Volvió a escuchar un par de risillas, asimilandolas, suspirando de forma pesada, soltando el picaporte mientras daba un par de pasos hacia atrás. ¿Qué clase de juego era este?
Movió sus orejas, escuchando un par de pisadas desde el otro lado de la habitación, nervioso pero a la vez deseoso de ver.
La puerta finalmente se abrió, mostrando a aquella elegante conejita de camisa blanca y shorts de color violeta, escondiendo sus manos tras su espalda mientras sonreía con orgullo hacia su pareja.— ¿Me extrañaste? —inquiere de forma pícara.
— ¿Qué-estabas-haciendo? —gruñe, clavando sus garras en sus propios brazos, inclinando sus orejas hacia atrás, viéndose notablemente enojado.
— ¡Ta-rán! —musitó, sacando rápidamente lo que estaba escondiendo.
Se trataba de una corona de flores, pero no de cualquier flor. Se trataba de una bella corona hecha con tulipanes rojos y amarillos intercalados de forma metódica, viéndose llamativos y de suave fragancia, con sus tallos entrelazados unos con otros hasta formar un todo.
Aquel depredador de pelaje anaranjado abrió sus ojos con sorpresa, cambiando radicalmente su semblante, sin poder evitar mover su nariz ante los suaves olores que percibía, sorprendido. ¿Ésta era la sorpresa? ¿De verdad era por ésto que aquella conejita se había ausentado por tanto solo para después volver y encerrarse en la habitación? ¿Era por éste tipo de cosas por las que la relación aún no se volvía monótona?
— Lo hice especialmente para ti —sonríe—, y sé que no es nuestro aniversario pero... creía que no es necesario esperar por un día en especial para mostrarte cuanto te amo —agrega, encogiéndose de hombros, sonrojandose mientras lo veía se forma tímida—. ¿Te gusta...?
— Me encanta —responde, sonriendo de forma genuina, tomando entre sus manos aquella corona que representaba más de lo que podía llegar a entender, colocandosela sobre su cabeza, acomodándola bien para evitar que se cayera, sorprendido de que tuviera un tamaño perfecto para él—, en verdad gracias —susurró, arrodillándose para así abrazarla con fuerza, agitando de lado a lado su esponjada colita.
— No hay de qué —musita, alzándose en la punta de sus pies, moviendo con rapidez su colita de algodón, cerrando sus ojos mientras correspondía con fuerza al abrazo.
Definitivamente, a aquella que tenía por novia valía un millón de veces más que cualquier otra hembra que hubiera podido conocer. No por nada era su mejor amiga, no por nada era su confidente, no por nada era su novia, no por nada sería su futura esposa, no por nada la adoraba tanto.
— ¿Aún quieres ir a cenar? —inquiere, separándose para acomodarse la camisa blanca con los jeans de azul oscuro.
— ¡Seguro! pero... ¿Llevarás la corona que te hice? —inquiere, ladeando su cabeza con cierta confusión, parpadeando de forma repetida.
— Obviamente —sentencia, caminando fuera del pasillo, hasta la sala, tomando las llaves del departamento que reposaban sobre la mesa, avanzando hacia la puerta principal para abrirla—. ¿Vamos?
— Bueno —ríe, subiendo y bajando las hombros, siguiéndolo, saliendo junto a él del departamento.
Aquella chica se había esmerado demasiado en hacerle un detalle tan lindo y difícil, sin duda debía agradecérselo presumiendolo tanto como pudiera.
A fin de cuentas las flores no serían eternas, pero su amor sí.
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Wild Hope ft. Nicudy
Fanfiction❝Esperanza Salvaje, porque eso era todo lo que necesitaba un mamífero para subsistir en este mundo.❞ borrador: 18/07/2022 Publicado: 09/08/2022 Terminado: 25/08/2022