24 ❝ 𝐏𝐞𝐭 𝐍𝐚𝐦𝐞𝐬 ❞ [HUMAN!AU]

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Aquel joven de cabellos rojizos cual fuego se encontraba tirado en el sofá de cuero marrón en aquella sala de aquel espacioso y gran apartamento de techos altos, vistiendo una camisa blanca holgada con pantalones verde oscuro, calzando un par de medias blancas con detalles de hojas de palma, aburrido, viendo hacia el techo.        

Bostezó, dejando ver sus pequeños colmillos mientras cerraba con fuerza sus ojos, estaba cansado y aburrido. ¿Dónde estaba su novia?
Alzó la mirada hacia el reloj electrónico que reposaba sobre una de las mesitas al lado del sofá, notando la hora que era, ya pasaban de las diez... y en efecto, su novia siempre llegaba antes de las diez. Se sentó de golpe en el sofá, algo realmente andaba mal.

El corazón empezó a latirle rápidamente, su mente había empezado a trabajar, planteando los peores escenarios que podrían ocurrir en plena noche ¿Y si la habían secuestrado? no le sorprendería, ella era demasiado hermosa y divina, pero aún así era algo que ni siquiera quería pensar, ¿Y qué pasaba si un loco por la calle la había asaltado? ¿Y si le habían dejado trabajo extra?... O peor ¿Y si lo estaba engañando con alguien más apuesto, fuerte y alto? No, no, no...

Se abalanzó sobre los cojines verdosos del sofá, tirándolos a un lado, buscando su celular, sintiendo que tenía el tiempo medido, sudando frío, provocando que la camisa que traía puesta se le fuera pegando a la piel, remarcando su abdomen trabajado, realmente estaba sudando demasiado.

Tomó su celular entre sus manos, encendiendolo, fallando un par de veces en poner su contraseña, nervioso, yendo rápidamente a la aplicación de contactos para así llamar a su novia, esperando que la llamada cayera, llevándose una agria sorpresa al escuchar que solo caía en el buzón de mensajes.
Gruñó para sí mismo, sintiendo como la esperanza se le resbalaba fuera de las manos, preocupándose cada vez más.
Estaba dispuesto a volver a llamar pero algo más lo detuvo.

Escuchó el sonido de unas llaves detrás de la puerta de entrada, sintiendo un suave eco por medio de aquel pasillo decorado por un espejo de cuerpo completo frente a una pequeña cómoda con un plato hondo para poner las llaves y un par de cartas sin abrir.
El pelirrojo de tez blanca retuvo la respiración, ¿Podría ser...?

La gran puerta de madera se abrió, relevando a una hermosa joven, con largos y laceos cabellos cenizos con brillos plateados y puntas azabaches, vistiendo un uniforme cobalto que acentuaba sus hipnóticas curvas desde los hombros hasta la cadera, con una corbata azabache, portando su placa dorada, en conjunto de un cinturón en donde portaba su arma y esposas de servicio en conjunto de un par de botas militares azabaches. Aquella chica de orbes violetas se encontraba completamente abatida por la larga jornada de trabajo que le había tocado el día de hoy, con sus orbes violetas notablemente ensombrecidas, aparentemente sin ánimos.

El mayor suspiró con mayor alivio tras verla, enamorándose una vez más de aquella que deseaba fuera su compañera en la vida.

— Buenas noches —saludó el pelirrojo, levantándose del sofá, tirando su celular hacia el lugar en donde estaba sentado previamente, sonriendo con suavidad—. ¿Cómo te fue-?

— Hoy no quiero hablar, zorrito —gruñó con mala cara, sin aguantar más, desabotonandose la camisa, dejando ver su brasier de encaje negro, mismo que resaltaba por su pálida piel, tirando segundos después la camisa al suelo.

El mayor abrió sus ojos, ¿Acaso había oído mal? ¿Acaso su novia lo había confundido con otro? Okay, había que aclarar estas dudas.

— ¿...discúlpame? —murmuró, alzando una ceja, mientras se cruzaba de brazos.

— Oh... —la menor se tensó brevemente, encogiéndose de hombros, dejando salir una pequeña sonrisa— Es que... mientras venía para acá pensaba en hablarte sobre el apodo que deseaba darte desde hace mucho, y... —alzó su mirada, ahora ligeramente más brillante— ups.

Wild Hope ft. Nicudy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora