4 ❝ 𝐈𝐧𝐝𝐢𝐫𝐞𝐜𝐭 𝐊𝐢𝐬𝐬 ❞

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La comisaría se encontraba teniendo una reunión en honor a la pareja de policías más grande y hábil de toda Zootopia, una forma de agradecerles por aquel año exitoso con más de cien casos resueltos, aplaudiendo y glorificando aquel notable record.

La sala era grande y se encontraba tenuemente iluminada por luces de azul y morado alrededor, teniendo buena música animada de gusto por aquellos que habían asistido, con varias mesas llenas de comida y bebidas autorizadas y en lo posible bajas en alcohol, con un espacio suficiente en la pista de baile para todo aquel que quisiera usarla en solitario o con algún compañero.
Sin duda se trataba de un ambiente agradable, sin ser lo suficientemente movido para ser molesto ni muy calmado para ser aburrido, simplemente lo ideal.   

La querida oficial de largas orejas y orbes violetas se había presentado con un vestido azabache con escarcha plateada y falda hasta las rodillas, luciendolo de forma elegante aún con lo modesto que era mientras se relajaba con su copa de mimosa, riendo ante las estupideces que hacían los otros oficiales.
Su compañero y mano derecha también había asistido, vistiendo el clásico smoking de saco y pantalones negros, moño azabache y camisa blanca de botones, observando con cuidado todo el alrededor, dispuesto a tener bien ubicada la salida de emergencia en caso de que alguien se pusiera loco de atar, no quería a pelear con nadie... y en todo caso si algo se salía de control se llevaría a la coneja con él, a si fuera contra su voluntad, eso era seguro, formaba parte del plan de huida.

— Me alegra que todos se estén divirtiendo —comentó la más pequeña, sentada a la par del zorro, viéndolo con una sonrisa—. ¿Ya habías estado en una fiesta así antes?

— Un par de veces con Mr.Big, pero claramente no se puede comparar con esto —comentó con una galante sonrisa, deleitando su vista con la hermosa figura de su querida compañera, su chica ideal aunque muchos pensaran lo contrario.

— Ja-ja-ja, qué gracioso —bufa, rodando sus ojos con una sonrisa—, por lo menos esta fiesta tiene el extra de qué es legal.

— Eso no lo niego —musita, afirmando con la cabeza—, además... —miró los alrededores, tratando de no distraerse por las luces— me hace sentir seguro el no estar rodeado de mafiosos armados.

— ¿Ves? —chilla, dándole un pequeño codazo— Ya empiezas a encariñarte con el entorno —susurra, dejando la copa sobre la mesa para así abrazarlo con fuerza desde el lateral, cerrando sus ojos con fuerza.

— No le estoy agarrando cariño a nada —sonríe, sobando la cabeza de la del pelaje grisáceo, sonriendo de lado—, solo no me siento amenazado.

— Igual si esta fiesta no te convence podríamos ir a un club más tarde —comenta, separándose lentamente—, uno de mis hermanos es dueño de un club en las afueras de Zootopia y otro es un DJ que puede conseguir entradas a cualquier evento —agrega, tomando nuevamente su copa para así ingerir un poco de su contenido.

— Lo tomaré en cuenta —ríe suavemente—, pero si es por agarrar la costumbre prefiero continuar con las fiestas de este tipo.

— Entiendo... —susurra, inclinando su mirada.

El vulpino no hacía más que observarla con cierta admiración, envidiando hasta cierto punto la copa que tenía la dicha de tener contacto con sus pequeños labios, suspirando con resentimiento de temer de lo que sería capaz si se lanzaba a la contienda de su corazón, temeroso de un rechazo, de no ser lo que ella buscaba en un macho.

— Judy, hay algo muy importante que me gustaría decirte —habla, tomando su mano, obteniendo su atención.

— Seguro —sonríe—, ¿De qué se trata?

— Pues... —tomó una bocanada de aire, reuniendo el valor que necesitaba para hablarle de cómo la amaba, de sus sentimientos, del tabú — Debo confesar que desde hace un tiempo yo-

— ¡¡Oye Hopps!! —exclamó un tigre con traje azul cobalto, unos metros de la mesa donde se encontraban sentados— ¡¡Ven acá, Delgato anda presumiendo que te ganaría si te enfrentaras a él a una prueba de fuerza!!

— ¡Eso no es verdad! —trató de responder el león, viendo con sumo enfado al tigre a su lado, quien no hacía más que sonreír con malicia, provocandolo.

— ¿¡Ah, sí!? —exclama la coneja, viéndolos de forma desafiante y segura— ¡Ya veremos eso!

El zorro por otro lado se había quedado con las palabras en la boca, a un paso de presentar su desacuerdo ante esa idea, sin hacerlo realmente.
La coneja grisácea le pasó rápidamente la copa, saltando fuera de su silla para así correr hacia los otros depredadores, quienes victorearon e hicieron espacio para la demostración, recibiéndola.

Aquel de orbes esmeraldas bajó sus orejas, observándola sonreír al lado de aquellas bestias que lo doblaban en tamaño, sin saber qué hacer realmente.

Suspiró, observando la fina copa aún con mimosa, esbozando una pequeña sonrisa en su semblante tras pensar en algo tonto pero que a la vez podría darle consuelo.
No había nada que perder realmente y apostaba a que a ella no le importaría en lo más mínimo.

Acercó la copa a sus labios, posando estos justo en el mismo lugar en donde su amada compañera los había posado antes, sonriendo con ternura, entendiendo que si Judy juntaba sus labios con la copa en vez de él no quedaba de otra más que juntar sus propios labios con la misma copa, tenía lógica, sí.

El sabor ligeramente dulce de aquella Mimosa resbalaba por su paladar hasta su garganta, haciéndole sonrojar, vaya, había pasado tanto, sin duda había perdido la costumbre del alcohol por más suave que este fuera.

Ya encontraría tiempo y momento para hablarle sin rodeos o problemas, solo había que ser paciente...

Por hoy, por esta noche, se dedicaría a disfrutar de la fiesta tanto como pudiera, se dedicaría a verla sonreír, se dedicaría a verse felíz, siguiendo con este teatro de “Mejor Amigo” del que ya no sabía cómo escapar.

Wild Hope ft. Nicudy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora