Capítulo 20: Cuidado y Perdón

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Corea del sur, Seúl.
4 de febrero de 2021
Bang Chan

    Observo sentado comodo detras de mi móvil, en el apartamento que compartirnos todos, como Minho correr de un lado a otro, alzo las cejas cuando trastabilla pero no cae, está muy serio en silencio mientras cocina algo que huele a hogar de abuela.

—¿Qué haces? —no contesta, continúa muy concentrado mezclando el contenido desconocido de la olla o simplemente decide ignorarme.

    De esa manera pasan los minutos, yo le pregunto, él no responde y continúa ignorandome mientras cocina preocupado, en algún punto logró colmar su poca paciencia y se gira apuntandome con el cucharón.

—La próxima vez que abras la boca te lo meteré hasta la garganta. —su sonrisa falsa y tensa me obliga a levantar mis brazos en símbolo de paz, contengo la risa ante su comentario con doble sentido

—Okey Okey, no hablo más. —ruedo los ojos y bufo reconstandome sobre mis brazos. —Sabía que eras gay, pero no creo que a Jisung le guste la idea de que me lo metas hasta la garganta.

—¿Te obligaron a descansar? —ignora de nuevo mis palabras y desvía la conversación, lo observo moverse comenzando a terminar con lo que sea que hacía en aquella olla

—Aja, me han quitado todo menos mi móvil, me dieron hoy libre, porque me encontró el manager con casi 48 horas sin dormir —bostezo acomodandome, un quejido se escapa de mi boca—Oye, ¿por qué el golpe con el cucharón? Eso no es higiénico siquiera.

—Por imbécil, Bang Chan, nosotros tenemos una sola vida, un solo cuerpo, entiendo la exigencia de la empresa y la propia con la que tienes que cargar, pero no puedes hacer cosas como esas, ¿Quieres morir joven acaso? No seas imbécil y descansa, no puedes estar dos días sin dormir, en este momento estoy de acuerdo con la empresa y con el manager, si la única forma de que descanses y te pongas como prioridad a ti mismo es esta, pues que así sea. —mascullo por lo bajo porque odio que tenga razón—No hagas eso, pareces un niño, la próxima llamaré a la señora Bang.

—No gracias, paso de eso. —sonrió sentándome recto y lo escucho reír, aquello me alivia porque he quitado el ceño preocupado y fruncido que traía—¿Para quién es eso? —pregunto de nuevo una vez que Minho está más accesible para contestar mis dudas.

—Listo, ahora que esto esta terminado, me harás un favor. —su sonrisa me preocupa en lo absoluto porque sigue sin responderme, Minho nunca hace nada por el simple afán de hacerlo cuando se trata de mi, si fuese Jisung, Jeongin o Felix podría pensar diferente, pero con claridad sé que no es así cuando se trata de mi—Le llevaras esto a una persona que está muy enferma, quería ir, pero Hannie no se siente bien por lo que tengo que ir a verlo, así que serás mi mensajero el día de hoy, como no puedes trabajar ni hacer nada que no sea descansar, yo te daré el trabajo de que cuides a alguien, ¿si? Bien ahora vete, toma tu automóvil y haz brum brum, adiós.

    Minho me ha echado del departamento, de ello me doy cuenta cuando tengo la bolsa con la comida en mis manos y las llaves junto a mi mochila en mi, además de que no sé en que instante me ha empujado hasta fuera y me ha cerrado la puerta en la cara. Ha planeado esto todo el día, me ha dejado la dirección en el móvil con un gato guiñando el ojo, ruedo los míos caminado al automóvil.

    El viaje no es muy largo, es una zona que me resulta familiar, es de apartamentos sencillos y a las afueras de la zona céntrica de la capital de Corea, es lindo, además de tranquilo, estaciono dentro de un parking y camino hasta la humilde entrada, no hay nadie que cuide por lo que paso mientras alzo los hombros. Subo caminando para agilizar y no quedarme varado en esos ascensores que no tienen buena imagen.

Café por casualidad (Bang Chan, Stray kids) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora