Capítulo 32: La calma antes de la tormenta

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9 de Marzo de 2021
Corea del Sur, Seúl.
Fanny

   Camino de la mano hacia el supermercado con un Bang Chan totalmente escondido en ropa y accesorios, graciosamente eso lo vuelve más llamativo pero ¿quién soy yo para contradecir la lógica de los famosos? Nadie, entonces disfruto la vista y reprimo la risa.

   Las cosas han salido bien, nada nos ha causado problemas y hemos estado trabajando en la confianza de la relación decidimos seguir juntos a pesar de que me iré de regreso a Argentina dentro de pocos días, sus palabras fueron “No puedo no arriesgarme por ti cuando te amo en la manera que lo hago”.

   Tomó el pequeño carro de compras bajo los atentos ojos ojerosos de mi novio debido a que ya están empezando a grabar para promociones y un programa de supervivencia que está más cerca que lejos, lo cual implica que ninguno de ellos esté comiendo bien y por ello terminamos aquí luego que una muy enojada Sue gritara por los cielos al verlos solo ingerir líquidos.

   No haría nada pasado de calorías, no soy una experta cocinera pero con la ayuda de Minho podrá salir algo decente. Buscamos que haya un balance nutricional y estoy segura que alguna fruta, además de un poco de sol, les dará algo de vitamina, más que nada para no parecer el fantasma que es Bang Chan.

   La mano de channie se posa sobre la mía y empujamos juntos de carrito de compras para pasar por la góndola de harinas, puedo ver como sus ojos emocionados recorren los cereales por lo que decidí empujar su hombro para que se anime a tomarlos, su rostro se sonroja y como un niño pequeño corre a los básicos sin azúcar, lo cual me causa demasiado ternura.

   Dios, es hermoso.

   Llevamos algunas harinas integrales y de trigo, porque la comida de hoy es carbohidratos llamados pasta con salsa de tomate, al provenir de una familia con dependencia italiana y haber hecho ballet puedo decir que es lo mejor que puede existir para recuperar energía, además Changbin estará saltando de la felicidad, es más fanático de la pasta al óleo, pero de todas formas será feliz.

   En la góndola de las verduras mis ojos siento que se saldrán de mis cuencas. Los precios son una locura, en mi país vale la mitad y eso que no vivimos una lujosa vida económica.

—Es normal que te espantes. —Chan ríe y toma cuidadosamente algunas de las frutas, en Argentina normalmente en invierno es temporada de mandarinas, estoy deseosa de comer alguna aquí.

—¡Esas, esas! —chillo dejando al carrito y a un Chan completamente estáticos debido a la sorpresa de mi no avergonzada exaltación—Porfi llevamos mandarinas, se me hace agua en la boca. —ruego juntando mis palmas a mi novio que me observa con una extraña pero graciosa expresión en sus ojos.

   Antes de que me de cuenta, se ha bajado el barbijo y sus labios se han estrellado contra los míos debido a que ha tomado mi rostro entre sus manos, mis ojos se abren entre asustados y sorprendidos, quiero disfrutar del beso pero a su estoy muerta del pánico por lo cual no puedo movilizar mis labios.

   Se aleja riéndose y subiendo con rapidez el barbijo, solo han sido cinco segundos donde sus labios se han posado sobre los míos en un espacio público pero siento que han sido como diez años.

—¿Debería llevar para lavar la ropa? —su voz me devuelve a la realidad, no sé en qué momento lo empecé a seguir pero quedé pérdida en mi asombro.

—Eres un idiota. —mis mejillas se sonrojan aceleradamente y golpeó con suavidad su brazo antes de engancharme a él, lo escuchó reír logrando que me vuelva una bolita avergonzada.

   Sus labios se posan en mi coronilla y me aferro aun mas a su brazo caminando junto a él.

—¿Estás cansado? —le pregunto cuando me devuelvo para mirarlo una vez deje algo en el carrito.

Café por casualidad (Bang Chan, Stray kids) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora