EPILOGO

604 35 0
                                    

MANSIÓN STOKWELL HOFFMAN

LLOYD LEONARDO STOKWELL

Estoy en mi cama, destrozado.

De seguro para unos me estoy comportando de manera infantil, pero no me importa ¿saben porque?

Porque me duele el pecho, mi corazón está roto y hecho polvo.

La secuestraron, secuestraron a Estefany y no hice nada al respecto para salvarla. No logré alcanzar aquel desgraciado, ¡NO PUDE!

No me quiero ni imaginar lo que debe de estar pasando o las cosas que le deben de estar haciendo.

Tan solo pensarlo me arde la sangre; mi maldito cerebro me trae esas traumáticas imágenes cuando abusaron de mí.

Grito con fuerza con mi rostro hundido en la almohada y golpeo la cama con mi puño varias veces mientras mis lágrimas caen por mis mejillas.

Creí haberlo superado, pero cuando estoy con Estefany me siento tranquilo y protegido cuando yo realmente cuidaba de ella.

Pero no pude protegerla bien. Ahora está con quien sabe quién en algún lugar en el mundo.

Tengo su suéter contra mi pecho abrazándola para sentirla aún conmigo. Aún huele a ella.

—Lloyd, hijo —La gruesa voz de mi padre me tensa.

Tan solo escuchar esa ronca voz me hace sentir pequeño. Me siento como niño chiquito aquí escondido bajo las sábanas que deja de respirar para que piense que no estoy aquí.

—Lloyd, está bien. No tienes que fingir que duermes. Tus gritos se escuchan desde abajo.

—Se la llevaron —sollozo—, se la llevaron, papá. Secuestraron a mi esposa.

Acaricia mi cabello.

—Yo estoy contigo, hijo. Ya la FBI y la policía la están buscando. Ella regresará, lo prometo. Confía en mí.

Asiento.

—Pero no permitiré que te quedes aquí llorando. Si quieres a tu esposa de regreso, tienes que encontrarla. Así como eres valiente en tus series de CSI, deberías de serlo ahora.

Hay un minuto de silencio.

Me levanto de la cama quitándome la sábana y me dirijo al baño. Me miro al espejo y noto lo fatal que me veo con los ojos rojos e hinchados, la nariz roja como Roberto el reno y mi cabello es un desastre.

Cuanto termino de bañarme, me cepillo los dientes. Agarro un poco de gel y me lo unto en el cabello peinándome hacía atrás.

Salgo del baño y saco un pantalón de mezclilla negra, una camisa blanca y un suéter verde. Ya vestido, me miro al espejo y miro mi medalla de oro junto al de Estefany por haber ganado un campeonato de artes marciales años atrás.

—Lloyd.

Volteo encontrándome con mi padre y mi tío.

—Creemos que necesitarás esto —Se acerca mi tío con un maletín rectangular, largo y delgado.

—¿Qué es eso?

Mi padre lo abre. Por dentro es todo rojo de terciopelo, pero el objeto que está allí, me sorprende mucho.

—¿La katana del abuelo? —La tomo con mucho cuidado, le quito el estuche y resplandece con la luz de la luna y miro la mitad de mi reflejo en él.

—Creemos que ya eres lo suficiente maduro para usar de ella.

—Pero el abuelo lo usaba para matar a...

Estefany Hoffman © [Parte I] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora