C A P I T U L O 6

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HOLA DOBLE ACTUALIZACIÓN. 

Yo de ustedes, voy por mis pañuelos para secar lágrimas. 

***



Salgo junto a mis hermanos y con mi madre hacer compras, ya que necesitamos ropa nueva. Principalmente yo, entonces primero vamos hacer sus compras y luego las mías, ya que Charlie pidió que mi ropa fuese comprada en tiendas muy específicas, según la nota que le entregó a mi madre con las direcciones y números de teléfono.

Adivinen con qué dinero van a comprar su ropa, sí, exacto, con la mía porque mi madre es la que maneja mi dinero mientras yo sea una menor de edad. Por suerte solo usará mitad, ya que la otra mitad será con la pensión de mi papá y una pequeña parte del dinero de mi abuela.

¿Por qué de mi abuela? Porque ella no quiere que estén tocando mi dinero que me he ganado yo con mucho esfuerzo, además que ella le gusta que nunca nos falte nada. Más que todo porque hace poco se pensionó y ya no trabajará más como jefa de las enfermeras. Por otro lado, usaremos el dinero de papá para comprar la comida, pero eso se encarga Charlie.

—¿Te gusta esta camisa, Eliza? —Mi madre le muestra un vestido rosa con una falda de paletones.

Da un grito ahogado.

—¡Me fascina! —chilla tomando el vestido del gancho y corre meterse al vestidor emocionada.

Elizabeth y yo amamos el color rosa, pero solo que a ella si le gustan los vestidos. Pero me ha tocado usarlos ya que tengo que mostrar que soy una niña o más bien, una señorita femenina. No solo Charlie lo dice, sino mi familia entera. Tan solo pensarlo me dan ganas de vomitar.

—Estefano ¿le quedaron los zapatos?

—Sí, mamá. Solo este zapato no me quedó porque es una talla menos —le extiende la caja.

—Austin ¿ya encontraste algo que te gustara?

El de ojos azules lleva ratos arrastrando los ganchos de la ropa buscando algo que le guste, pero se acerca con una peluca rubia puesta de un maniquí y niega.

—¡Austin! No seas payaso y hazme el favor de regresarle a la maniquí su peluca.

—Sí, mamá —Se quita la peluca.

Eliza sale con una sonrisa luciendo el vestido frente al espejo. Ella es muy hermosa, aparte de tener un lindo cabello lizo con hondas y con brillo, es muy femenina, delgada, con una sonrisa y ojos bonitos. Aunque tengamos el mismo cuerpo y rostro, algunas veces siento que ella es mucho más hermosa. ¿Cómo es que soy famosa y ella no? Ella debe ser la estrella y yo tener una infancia normal.

Vamos a otra tienda en donde Austin logra encontrar ropa de su gusto, como por ejemplo esas camias blancas pero con mangas de colores. Lleva una de mangas rojas, amarillas, azules y verdes. Incluso queda flechada por esas típicas camisas de manga larga de cuadros rojos que suelen usar los chicos que andan en patineta. Se enamora de varios pares de zapatos y distintas gorras.

Llega por fin mi turno de hacer mis compras. Mi parte favorita es cuando las empleadas de la tienda llegan con las mejores prendas de ropa para que yo escoja mientras disfruto de unas deliciosas galletas en una silla de terciopelo exclusivamente solo para mí.

—Señorita Hoffman, ¿le gustaría comprar unos vestidos? —Pregunta la dueña del lugar—. Tenemos muchas clases de vestidos y variedad de colores —señala con su mano a sus trabajadores que sostienen un montón de vestidos.

Estefany Hoffman © [Parte I] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora