C A P I T U L O 25

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Habrá mucho chismecito, prepárense. Lamento la tardanza <3 pero por fin actualicé.

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He tenido una noche placentera con Jason.

Le dije a Lloyd como excusa que me iría hacer un trabajo de la universidad con unas amigas, pero que no prometía volver temprano y que me llevaría ropa porque lo más seguro me iba a quedar a durmiendo.

El pobre se lo creyó fácilmente, me dio un fuerte abrazo mientras me repetía miles de veces que me fuera con cuidado, que me cuidara mucho y que me iba a extrañar.

Al pobre no le gusta dormir solo desde que nos casamos ilegalmente.

Me encuentro acostada en la cama de Jason, él me tiene abrazada por detrás mientras dormimos —bueno, yo aún sigo despierta— en el cuarto del castigo. Miro con determinación los detalles de la habitación azul y la verdad tiene muchas cosas, no sé porque tiene cadenas colgadas desde el techo, que yo recuerde Christian Grey no tiene esas clases de cosas, y si las tuviera no serían cadenas sino cuerdas.

—Estefany...

Pronuncia con una dulce pero un poco gruesa voz.

—Dime —susurro.

—Te quiero...

Pongo los ojos en blanco con una sonrisa y lo miro sobre mi hombro.

—¿Estás hablando dormido de nuevo, Jay? —Le pregunto a ver si me contesta. 

Jason suele hablar dormido, algunas veces te contesta y lo que responde es muy estúpido que me provoca un ataque de risa.

Una vez, a las tres de la mañana me tenía asustada porque se estaba riendo a grandes carcajadas dormido, incluso le salían lágrimas teniendo los ojos cerrados. No me dejó dormir, pero se detuvo a los treinta minutos después. Me pregunto que estaría soñando en ese momento, debió ser muy gracioso para que se estuviera riendo sin parar.

—Sí estuviera dormido no te haría esto.

Mete su mano dentro de mi bata y comienza acariciar unos de mis senos.

—No empieces, Jason.

Obedece sacando la mano de manera rápida.

—Lo siento.

Suspiro.

—Jason.

—¿Sí?

Le diré lo que siempre me he estado preguntando a mí misma.

—¿Nosotros tenemos algo serio?

—¿A qué se debe la pregunta?

—Es que... nosotros nos llevamos bien. Nos besamos, nos damos amor, tenemos sexo y nos vemos todos los días.

—Eso se llama amigos con derecho.

—Lo sé, pero nunca has dejado en claro que somos en verdad.

—¿Y qué quieres que seamos?

Bostezo.

—Tú dime.

No dice nada al respeto, los segundos se me hacen eternos en este incomodo silencio. Entonces lo tomo como si el tema hubiera acabado hasta ahí, hasta que por fin habla:

—Estefany, mírame —ordena.

Me doy la vuelta para enfrentar y quedar cara a cara. Tiene una suave y hermosa piel bronceada, sus brazos bien hechos por buenos resultados del gimnasio —nada exagerado—, a pesar de ser delgado, tiene un pecho y torso marcado. Debo admitir que sus ojos color tormenta son preciosos, sus tres pecas en cada mejilla me parecen lindas y lo hacían adorable, aunque son muy claritas que son costo son visibles. Él es atractivo.

Estefany Hoffman © [Parte I] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora