26- EL LUJO DEL DETALLE

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Me tiemblan las manos y me cosquillea la piel. El pecho me retumba y tengo la boca seca. El aire no es suficiente para mis pulmones y me mareo tratando de respirar.

Según lo que he leído, reconozco lo que me pasa como un ataque de pánico.

Me aferro a los bordes del váter, inhalando sonoramente. Me pongo en pie con las piernas temblorosas hasta la bañera y me dejo caer en la tina, llena de agua.

Me sumerjo de un todo y automáticamente mi cuerpo reacciona. Me mantengo unos segundos bajo el agua buscando controlarlo, y salgo cuando ya mis pulmones anhelan el oxígeno.

Ya pasó.

Me digo. Fue el susto del momento. Ansiedad, solo ansiedad.

Salgo envuelta en un albornoz, los ojos me pesan más que nunca y es como si mi cuerpo fuera un imán a la cama, así que me dejo caer en esta.

Mi cabeza toca la almohada y no tengo idea de porqué, pero los ojos se me inundan en lágrimas, lágrimas que no puedo detener, ya que siento que todo mi cuerpo es de plomo.

Flashes de lo sucedido me vienen a la cabeza y sigo llorando hasta quedarme dormida.

Veo a Adrix frente a y me lanzo a abrazarlo... y al sentir su calor es como si los pedazos dentro de se juntaran de a poco.

No tenía idea cuánto necesitaba sus brazos. Me aparto al ver que no me corresponde, y me mira con una mirada frívola.

Mírate...— Escupe No sirves para una mierda.

Yo...— Trato de hablar, y de pronto Adrix se vuelve borroso y se aclara transformándose en mamá.

—Ni siquiera te has vestido...

Escupe dando vueltas por la habitación y a mí los párpados me pesan, al igual que la lengua, no puedo ni hablar.

—Anda, de pie, que llevas todo el día en la cama. Y por si planeas algo, tienes terminantemente prohibido salir de casa— Va a salir pero hace una pausa— La escuela incluida, durante toda la semana. Y agradece que no te la prohíbo de por vida.

Trato de acomodarme, pero me duele cada músculo, cada hueso.

—Voy...— Es todo lo que consigo decir antes de volver a dormirme.

—Pero... ¿Sigues ahí?— Despierto con la voz de mamá. Me pongo en pie por inercia buscando una ropa.

Solo alcanzo a tomar un vestido y mi cuerpo se vuelve plomo nuevamente. Así que me dejo caer en la cama, llorando otra vez, y volviendo a dormir.

—Lorraine Coleman, son las 8:00pm ya, y sigues en la cama— Vuelvo a despertar— Baja a comer anda, que es tarde.

Me trato de levantar, pero me tiemblan los brazos y termino cayendo, llorando y durmiendo...

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora