49- INCÓGNITA

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Me despierto lentamente, la luz me molesta un poco y siento mi brazo pesado.

Alzo la vista y noto a mamá dormida y recostada a mi brazo. ¿Hacía cuánto no teníamos tanta paz?

Me pongo en pie y noto un ligero dolor de cabeza.

—¿Vas a la escuela?— Mamá se estira bostezando.

—Sí...— No iba, pero creo que después de la charla de hoy me siento mejor— Es la despedida del curso y eso...

—Oh— Se pone en pie con rapidez, y resulta hasta gracioso cómo luce desorientada en busca de los zapatos —Tú... céntrate en ti, que de lo demás me encargo yo.

La miro con el ceño fruncido pero se marcha y niego riendo. Tomo una ducha rápida y salgo sobándome el cabello con la toalla «me sigue doliendo la cabeza»

Pero abro más los ojos cuando mamá me tiene todo un desayuno repleto de frutas y jugos, hasta con una flor, sobre la cama.

—Anda, come, necesitas fuerzas para despedir el curso.

Sigo negando, es... raro verla así... Como era antes...

Como algo extrañada y ella no deja de mirarme.

—¿Qué?— Es incómodo comer si ella tiene una sonrisa en la cara.

—Eres hermosa— Me atraganto con el jugo y la miro, ignorando que cierta persona usó una vez esas mismas palabras.

Sigue mirándome con esa sonrisa y yo me siento muy... pero que muy rara.

—O...kay...

Me encamino al espejo y comienzo a maquillarme. Sigo con los labios resecos, la piel deshidratada y el cabello descuidado... sin embargo, mis ojos ya no se ven tan vacíos como antes.

Ahora entiendo eso de que en la vida no se puede tener todo.
Yo tengo a mi madre de vuelta, y le importo una mierda a quien quiero a mi lado, en fin.

—¿Mi amor...?— Hasta ahora me doy cuenta de que una lágrima se me había resbalado.

La limpio con rapidez.

—¿Estás bien? —Acabo en el espejo y voy hasta ella.

Veo que tiene mi bolso preparado en las manos, y eso me pone más sensible, no sé por qué.

—Lo extrañas mucho ¿cierto? —Trago grueso y me acaricia la mejilla —Si de verdad te quiere, verás que eso se va a arreglar.

«Precisamente ese es el problema»

—Y si no es él pues...— Me arregla las pestañas sonriendo —Ya te llegará tu “Christopher Morgan” ese del que tanto hablas.

Río. Si mamá supiera quién es ese “Christopher Morgan” sería lo último que pidiera.

Me da un beso en la coronilla y salgo.

Me mantengo viendo los árboles pasar. Paz... hacía cuánto no la sentía.

Una punzadita me invade el pecho al recordar que ahora que las cosas pueden ir bien pues... él no quiere.

Entro a la escuela, hay globos y carteles por todas partes. Se despiden los de quinto año que ya se van, y los salones celebran pasar el año.

Me aumenta el dolor de cabeza y entro a mi clase. Los chicos bailan y se felicitan. Yo río con mis amigas, lo necesitaba.

Los profesores halagan a los chicos y hasta se animan a bailar. Me aumenta el dolor de cabeza y salgo a tomar aire.

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora