39- LAS AMENAZAS SON DE FAMILIA

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Despierto con el sonido de Danna caminando hacia a un lado y al otro, y con los ronquidos de Monic.

—Buenos días —Digo sonriente..

—Alguien se despertó de buen humor— Habla Danna arreglándose en el espejo.

—No...— Habla Monic —Buen humor nada, yo odio levantarme temprano.

—Tu eres un etcétera —Se burla Danna rodando los ojos.

Me alisto yendo a clase, mirando la hora cada dos por tres para el recreo. No presto atención a la clase por más que intento concentrarme, no lo logro.

Nos orientan un seminario, alegando que es para mañana a primera hora.
«genial, más trabajo»
–Nótese el sarcasmo–

Así que nos mantenemos el recreo en el salón, y voy paseando la vista en la ventana, localizando a Adrix inconscientemente.

«no lo veo» cierro los ojos respirando. Tengo que centrarme.

Se acaba el recreo y no lo vi.
¡Basta! Me repito. Estoy mal.

Nos dan los siguientes turnos para acabar. Es un resumen completo de lo estudiado, de historia. Asco de materia.

—Juro que me sabía esto— Dice Danna.

—Yo no entiendo nada— Bufa Monic y nos juntamos.

Incluso en la cafetería puedes ver a todos con los apuntes y el ceño fruncido.

—¿Y había que hablar de Hitler? — Me quejo abriendo mucho los ojos.

—¿Eh? ¿Dónde? —Habla Danna.

Horas más tarde, estamos bajo el árbol de siempre, bostezando y sin concentrarnos.

—¿Y justo ahora había que buscar el historial? —Bufa Monic y leo.

—Ya voy yo...— Hablo bostezando dispuesta a ir a la biblioteca.

Llego y veo a varios chicos estudiando, todos con el boceto en frente. Entro manteniendo el silencio, y me paralizo cuando veo a Adrix con un libro en la mano, al lado de la bibliotecaria.

Es como si todo pasara en cámara lenta, tiene una pose relajada, con el libro abierto entre las piernas sosteniéndolo con una mano. Con la otra sujeta un boli, paseándose la bolilla por los labios... ese gesto...

Tiene el ceño ligeramente fruncido, se nota que está centrado en lo que lee. ¿Se pasó todo el recreo en la biblioteca?

—¿¡Señorita...!?— Parpadeo cuando la bibliotecaria me llama y la miro— ¿Quería algo? Tiene un rato ahí parada.

Me lo dice con mala cara y yo quiero que me trague la tierra.

—Eh...— Me aclaro la garganta —Sí, el historial de los soldados de 1943.

Hace una mueca y teclea algo.

—Se están usando todos— Me da una falsa sonrisa.

—¿Y está segura que no hay más? De veras lo necesito.

Rueda los ojos sacando unas llaves de una gaveta, extendiéndolas a su izquierda.

—Señor Hopkins —Y por primera vez desde que entré él alza la vista— Lleve a Coleman al almacén, allí quedan algunos bocetos.

Él cierra el libro sin emitir una palabra y toma las llaves lanzándolas arriba y atrapándolas.

—¿Vamos?— Me pasa por un lado haciéndome sentir su perfume.

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora