16- EL DILEMA ENTRE RAZONES

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El transcurso de la película se torna bastante incómodo, y me cuesta concentrarme varias veces. El que Adrix se ponga a trazar círculos en mi cintura tampoco ayuda mucho que digamos.

Rato más tarde estoy sonriéndole a la laptop por el final que tuvo.

—¿Y?— Me pregunta Adrix— ¿Qué tal estuvo?

—Pues...— Me muerdo un cachete— Está linda, no te lo voy a negar, peeero...

—¿Pero...?— Me alza una ceja.

—¡Vamos que el libro estuvo cien veces mejor!— Chillo.

—¡Claro que no!— Le abro los ojos como platos.

—¿¡Cómo que no!?— Pierdo mi autocontrol sentándome en la cama a mirarlo mejor— ¿Si viste bien la peli? O sea, ¿y Gregory?

Abre los ojos esperando a que continúe.

—¿Qué con Gregory?

—¡Que no salió!— Me frustro— ¡Y yo quería ver a Dani jalarle las orejas a Carlos!

—Estás actuando como una niña caprichosa— Rueda los ojos y yo me frustro más.

—¡El libro es mejor, y punto!

—¡La película es mejor, y punto!— Me alza esa voz ronca que tanto me gusta.

—¡El libro!— Chillo.

«Enculada, pero jamás rebajada»

—¡La película!— Se acerca más a mí.

—¡El libro dij...!

Me toma desprevenida cuando me agarra por el cuello hasta quedar encima de mí.

«El puto agarre del cuello siempre va a ser mi debilidad»

—Dije, la película...— Repite despacio y yo solo me concentro en su cuerpo sobre el mío, su mano en mi cuello y su boca en mi boca— Y me hablas bonito, que yo no soy cualquiera.

Tengo la respiración echa un desastre, y ver sus ojos puestos en los míos con los labios entreabiertos solo me dice una cosa y es bésame.

—¿Quedó claro?— Joder como me gusta cuando se molesta— ¿O tienes algún problema?

—No, no, ninguno— Me apresuro a decir. Recuerdo lo que me dijo de hablar bonito, así que pongo a prueba su psicología— Mi efímero fin era discordiar...— Sonrío aún con su mano en mi cuello— Y una pequeña dosis de dopamina segregada en pupilas dilatadas.

Aprieta más el agarre llegando a uno de mis pechos con la otra mano y rozando nuestros labios.

—Ya. Pero...—Pasea la vista por mi cuerpo— Es una pena que no se haya podido producir ocitocina al unir mediante un ritual erótico un poco de testosterona y estrógenos...

Repito que me encanta cuando se pone en plan psicólogo. Ese lenguaje que usa es capaz de excitarme hasta el alma.

—Sí, una lástima...— Le sigo la corriente ya deseando sus labios— Pues la serotonina y feniletilamina anhelaban cierta dosis se adrenalina en dichos momentos...

Le paso la lengua por los labios y me mira con cierta diversión en la mirada. Y a mí solo se me pasa por la cabeza cada vez que nos hemos besado, y el hecho de que ahora estamos solos, y en una superficie plana...

Algo me dice que esto acabará muy mal...

«O muy bien»

Mis pensamientos quedan sellados cuando se acerca a mí con lentitud, ladeando la cabeza sin apartar la vista de mis labios.

Se aferra más a mi cuerpo y yo destilo calor por donde me miren. Mi pecho sube y baja, y se pone peor cuando lentamente baja a dejar una cascada de besos por mi cuello y mi mandíbula. Enrosco los dedos en su pelo atrayéndolo más a mí, y se me escapa un leve jadeo cuando me deja una mordida.

Por un segundo me paro a pensar en lo que estoy haciendo, pero como siempre que estoy con él... Simplemente no pienso.

Me erizo completa cuando pasa las manos por debajo de la blusa, masajeando mis pechos mientras sube a mi boca lentamente, tanto que resulta tortuoso, y soy yo quien me prendo de su labio, inhalando su perfume. Sencillamente es algo que me encanta.

Entreabro los ojos cuando me comienza a subir la blusa, no voy a mentir, jamás me habían besado como Adrix lo hace ahora. No digo nada cuando la termina de deslizar dejándome en sostén.

Una parte de mí se siente expuesta ante él, pero la otra... joder la otra ama que conozca todo de mí, por dentro y por fuera.

Me deja un beso húmedo en un hombro sin dejar de acariciarme los pechos y el abdomen, va a mi cuello y me deja otro, y otro, hasta que llega a las copas de mi sostén y las baja lentamente.

Algo dentro de mí se estremece, literalmente se prende de mis tetas, y es jodidamente placentero.

Arqueo la espalda cuando muerde uno de mis pezones y el otro lo pellizca, enviando corrientes y escalofríos a lo largo de mi cuerpo, sin pararme a pensar en lo que está pasando.

Pasa la lengua y deja un beso entre mis pechos, y así hace en toda una línea a lo largo de mi abdomen, y con suavidad toma los bordes de la falda subiéndola de a poco. Yo me siento cada vez más expuesta, y a la par, cada vez más excitada.

Deja más besos en mis caderas, y uno que otro chupetón hasta dejar la falda a la altura de mi cintura. Siento que tengo la cara roja y que soy un volcán en erupción.

Arqueo la espalda cuando uno de sus dedos aparta la tela de mis bragas, con el otro me roza el clítoris y pasea otro con suavidad sin dejar los besos, robándome un jadeo.

—Y sí que era virgen la brujita— Me sonrojo, pero no doy para articular una palabra, y menos cuando introduce dos dedos en mi interior.

Echo la cabeza hacia atrás presa del placer que me provoca, mientras trago con dificultad. Había leído que dos era mucho para la primera vez, pero me avergüenza lo mojada que estoy, lo suficiente para que pueda deslizarse una y otra vez, haciendo que se me escapen varios jadeos que no puedo contener.

Lo hace con una destreza y paciencia... es como si tuviera que ser... perfecto. A veces es un tanto incómodo, pero sabe acompasarlo con las leves mordidas entre mi abdomen y mis pechos. Tenso más las piernas al no poder contenerme dejando ir un gemido.

—Nena...— Habla con la voz ronca y mi respiración es un desastre.

—-Adrix...— Digo cuando una especie de presión se acumula bajo mi vientre, y presiono la cabeza en la almohada y aprieto las sábanas con las manos, sintiendo el subir y bajar de sus dedos— Ya...— Jadeo tensando las piernas sin poder contenerme cuando mi primer orgasmo me avasalla.

Me siento extraña... plena y diferente. Nunca había hecho nada parecido, y una parte de mí está avergonzada, pero la otra se alegra de que haya sido con Adrix, porque era con él con quien tenía ganas de que pasara.

—¿Estás bien?— Mis ojos deben estar en forma de corazoncitos al verlo acariciarme el rostro y dejarme un beso en los labios.

—Mejor que nunca.

Respondo acurrucándome en sus brazos, sintiendo el calor de su pecho. Me deja otro beso corto en los labios y se deja caer de un todo conmigo recostada a él. Veo lo que es un atisbo de una sonrisa en sus labios y me estremezco cuando se acerca, sintiendo su respiración en mi cuello.

—Y que sepas que sí...— Sus labios me rozan el oído— Estuvo mejor el libro...

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Nota de la autora:
Uff...pero cuánto calor que hace no?

—Menos mal que íbamos a ver la peli.
*Se dice después de la mejor noche de sexo de su vida.

(Créditos a Diame xD)

Kisses... Ly

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora