FELIZ SAN VALENTÍN III

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Guardo la flor que me dio en el interior de uno de mis libros de la escuela, con una puta sonrisa en la cara.

Solo él tiene la inmensa habilidad de hacerme tener esta cara de pendeja cada que hace algo lindo.

Me volteo sobre mis pies mordiendo mi labio, pensando en lo que quiero hacer, algo indecisa. Pero finalmente, decido hacerlo.

Abro el closet de Adrix, buscando una camiseta para ponerme (ya que, literalmente, sigo en bragas y sostén)

Es algo que simplemente me encanta, sentir su perfume...
Además, las camisetas de los chicos siempre nos quedarán mejor a las chicas.

Salgo de la habitación descalza, haciéndome un moño alto y arrastrando los pies, encaminándome a la cocina, donde veo a Adrix hacer lo que parecen unas tortitas.

—¿Qué le pasó a tu ropa?

Dice sarcásticamente con un sonrisa y una ceja enarcada al ver que llevo puesta su camiseta.

—No lo sé— Sonrío— Se perdió, creo...— Le paso por al lado y le quito un puñado de papas fritas que tenía al frente.

Él sólo respira conteniendo la risa.

—Sin kétchup no sabe a nada— Dice mientras lleva un plato con las tortitas y otro con las papas fritas para el desayunador.

—Por supuesto que no— Me quejo dirigiéndome a donde él está.

—¿Ah no?— Niego y cuando estoy a punto de llevarme una papa a la boca, me la arrebata de las manos metiéndola en un pomo de kétchup que hay sobre la mesa.

Pero me sorprende más cuando sin decir nada me la lleva a la boca.

—Mmm...— Hundo las cejas deleitándome con el sabor— Es cierto...

Sí que sabe bien.

Se queda mirándome y lentamente lleva una mano a mi barbilla, acelerándome el pulso, y roza su pulgar con mi labio inferior, quitando un poco de kétchup que seguramente se había corrido.

Me llega un flashback de cuando hizo lo mismo con el alcohol en la fiesta.

No le aparto los ojos cuando se lleva el dedo a la boca, chupando lo que quedaba. Yo me le quedo mirando embobada con los labios entreabiertos, a la vez que él me mira los míos.

Nos vamos acercando de a poco, y todo alrededor va desapareciendo, me inclino un poco para juntar nuestros labios y...

—Anda— Se voltea sentándose en la mesa— Que se enfrían las tortitas.

«Odio que haga eso»

Suspiro y me siento de mala gana, llevándome la comida a la boca y... que está buenísima.
No he pensado eso.

Comienzo a comer con rapidez llenándome los cachetes como si fuera una ardilla, y antes de lo que creo, acabo con todo lo que quedaba en el plato.

Me inclino hacia atrás pasándome el dorso de la mano por la boca, y alzo la vista para encontrarme a Adrix mirándome directamente con un sonrisa que puede considerarse... tierna.

—¿Qué?— Abro mucho los ojos llevándome las manos a la cara cuando me pongo en pie— ¿Tengo algo en la cara?

—Eres hermosa— Me dice y me sonrojo al instante, jamás me dice estas cosas, y no es la clase de chico que hace este tipo de cumplidos.

Me posiciono frente a él, y casi como si quisiera alivianar lo que dijo hace un segundo, se aclara la garganta.

—Como sea, ya que fue un san Valentín improvisado, y que no tengo regalo...— Empieza— Y que además quiero que tengas algo mío... toma.

Me dice dejando un anillo sobre la mesa. Su anillo. Es negro con dos listas doradas a los bordes, y simplemente...

—Me encanta— Digo poniéndolo en mi pulgar, que es donde único me sirve, y alzo la vista con una mirada de asesina— Pero podías haberlo dicho con más tacto, no sé... como en los libros.

Y no sé porqué, pero me mira de una forma que me hace arrepentirme al instante de lo que dije, así que trago grueso.

—Oh si— Dice sarcásticamente alzando demasiado una ceja— Mucho tacto al decir “Abre las piernas, bruja”. Muy romántico de hecho.

Forma una línea con los labios y yo ruedo los ojos de forma dramática.

—Ese ni siquiera es mi libro favorito— Me quejo haciendo una mueca.

—¿Y cuál es entonces?— Dice llevando las manos con fuerza a mis caderas, haciéndome tomar un respiro profundo.

—Lujuria...— Digo con las mejillas rojas.

¿Porqué mierda me sonrojo tanto?

—Ah...

Dice presionando más mis caderas, y de pronto ladea la cabeza con el atisbo de una sonrisa.

«Me da miedo»

—¿Ese de “Somos lascivia, somos lujuria y somos deseo”...?— Asiento con la cabeza, y sin preverlo, continúa— “Somos los malos que no le envidian nada a lo bueno”.

El hecho de que lo diga mirándome a los ojos, y de la forma en que lo hace, me hace sonreír y tomar esas palabras para nosotros mismos.

—“El ejemplo de lo que no debe ser”...— Hablamos al unísono— “Pero de lo que vale la pena disfrutar”.

Casi se rozan nuestros labios.

—“Somos lo inmoral, lo insano, lo incorrecto”—Continuamos y él me acaricia la mejilla, para dejarme acabar a mí.

—“Pero no importa”— En este momento lo debo estar venerando con la mirada— “Ya que cada segundo en los labios del otro lo vale...”

Nos quedamos viéndonos unos segundos, antes de juntar nuestros labios nuevamente.

Si de algo estoy y estaré convencida, es de que como nosotros... ninguno.

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Nota de la autora:
Sin palabras... yo, les rezo...

Manito arriba si también amas la ropa de hombre (cualquier semejanza mía con la realidad es puritita coincidencia xD)

Kisses... Ly

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora