Perfect Love 3: The Last Day (Tokio Hotel Twc)

Capítulo 16: Familia

Perfect Love 3: The Last Day

Capítulo 16: Familia

Bill tenía las manos empuñadas sobre la mesa mientras escuchaba las noticias que sus hijos le daban. Tom no dijo nada y, al final del reporte, soltó un sonoro suspiro.

—Y hasta ahí llega mi idea de enviar a Bill a pasar sus meses de embarazo con los indios.

Su pareja lo miró achinando los ojos—. No tomes ninguna decisión sin consultarme, ¿está bien? No me iré a ninguna parte si tú no vienes conmigo. —Advirtió con una mirada amenazante.

—Papá Bill tiene razón —dijo Thomas—, estando embarazado necesitará de alguien que lo proteja. Debes ser tú, padre, o alguno de nosotros, pero no irá solo a ninguna parte.

Sus padres voltearon a verlo completamente asombrados, Thomas siempre se mostraba sumiso y tranquilo, siempre aceptaba las decisiones que tomaban los adultos, nunca se interponía como acababa de hacer.

—Estoy de acuerdo con Thomas —agregó Pepe, tomando el liderazgo, como el mayor de los hijos Kaulitz—. Si nuestro padre debe huir por causa del embarazo, siempre tendrá que tener a uno de nosotros para protegerlo. —Adam asintió en silencio.

—Tranquilos —pidió Tom con una sonrisa—. Comprendo que quieran proteger a su padre y lo que debe quedar claro es que cuando cumpla unos cuatro o cinco meses de gestación, tendremos que sacarlo de Berlín. Bill es un médico muy querido en el pueblo, si ocurre cualquier desgracia la gente no dudará en correr aquí para buscarlo, es por eso que debemos llevarlo a un lugar donde pueda estar oculto los meses en que su embarazo sea evidente. —Todos asintieron—. Sin embargo, mi idea de mantener a Bill en la reserva india ha fracasado. No podemos arriesgarnos a dejarlo allá si no estará completamente seguro.

—¿Qué haremos al respecto, Tom? No podemos desamparar al Gran Jefe. Si el mismo Aquiles envió la nota, la situación debe ser apremiante. —La voz de Bill se mostró firme.

—Hay que comunicarse con ellos —respondió el lobo.

—¿Por qué no hablas con el sheriff? —Sugirió Pepe—. Podría enviar a alguien.

—No es lo suficientemente rápido —contestó Tom con el ceño apretado, no quería dejar a Bill solo, menos ahora con la noticia de la llegada de este enviado religioso. Sin contar que estaban viviendo ambos la etapa de maduración sexual, producto del toque de Dios, sabía que no podría estar más de dos días lejos de Bill sin resentirlo sexualmente, era un pensamiento egoísta, pero también debía pensar en su pareja, si a él le costaba estar sin sexo durante esos estados, para Bill sería mucho más terrible.

—Yo iré —dijo Thomas, sorprendiendo a todos—. Soy un lobo bastante rápido y he aprendido a ocultarme muy bien.

Sus hermanos lo miraron con los ojos muy abiertos, se suponía que Pepe tomaría el lugar de Tom si decidía ir él mismo a la tribu india, pero no había necesidad de ofrecerse.

Bill dio un bote en su asiento, no es que no confiara en sus hijos, pero Thomas era el menor de todos, era solo un niño a sus ojos, todavía sonreía cuando lo veía de la mano de su nodriza o haciendo palmas cuando ella tarareaba melodías para él.

Tom apretó la mandíbula, si meditaba bien la situación, parecía ser lo más razonable. No podía sacar a Pepe de la herrería mientras no acabaran con el trabajo con el que estaba ayudando para las cruzadas, por el bien de John y por el suyo propio, le convenía estar en buena posición con la Iglesia y su guerra santa. Por otro lado, tampoco podía retrasar los arreglos del albergue, el invierno estaba a las puertas y Adam era necesario allí. Y si él mismo dejaba su trabajo sería sospechoso, sobre todo con los partidarios de los Reber buscando los indicios más estúpidos para descalificar a sus contrincantes en las elecciones.