Perfect Love 3: The Last Day (Tokio Hotel Twc)

Capítulo 4: Recuerdos

Notas de MizukyChan: No me aguanté hasta el fin de semana, aprovechando un rato de wifi gratis, les dejo el capítulo XDD Que lo disfruten.

Perfect Love 3: The Last Day.

Capítulo 4: recuerdos

El día después del matrimonio, amaneció con lluvia. Bill arrugó el ceño, no le gustaban los días así, se metió más entre las mantas y notó que su lobo no estaba junto a él. Arrugó el ceño y se sentó del todo, mirando la habitación. Todo se veía gris.

—¿Tomi? —llamó, pensando que estaba cerca, pero no hubo respuesta, así que decidió levantarse. Sin Tom, no era divertido quedarse en la cama.

Después de arreglarse, bajó a la cocina, donde Amanda y su lobo se movían con agilidad. Sin poder evitarlo, sonrió.

—Buenos días. —Saludó desde la puerta.

Tom detuvo sus movimientos y fue a su encuentro, dejando un beso en sus labios—. ¿Cómo has dormido?

—Como un bebé —respondió, pasado la mano por la mejilla de su trenzado—. ¿Por qué te levantaste tan temprano?

—Porque ya llegó gente a ayudarnos a limpiar el desastre de la fiesta —dijo, señalando la ventana. Bill se asomó por ella y notó que varias personas estaban acarreando los troncos a una carreta que los llevaría al albergue del pueblo.

—Creí que los niños y tú los cortarían —comentó el pelinegro, desviando la vista a su lobo.

—Lo haremos, pero creo que los chicos estarán un poco cansados hoy —respondió apenas en un susurro, para no hacer sonrojar a Amanda.

Bill comprendió a qué se refería su lobo y dijo—. Creo que les prepararé una hierba de manzanilla para la inflamación.

—Dejen de susurrar como si no supiera lo que pasa entre mi nieto y Pepe. —Alegó la mujer, girando con una gran sonrisa—. Adoro a esos pequeños y jamás los juzgaría por su amor.

—Lo sabemos, Amanda —dijo Bill, besando la frente de la mujer a la que quería como una madre—, pero tampoco queremos espantarte con cosas tan… —tartamudeó buscando la palabra adecuada—, tan carnales.

—Bill, que no soy parte de la inquisición, yo comprendo lo que el amor conlleva —dijo la mujer—. Pero basta de hablar, hay que desayunar.

—¡Muy buenos días! —Saludó Adam muy animado.

—Buenos días, hijo —respondió Bill, caminando hasta él para darle un beso en la frente— Tengo té de manzanilla para ti —anunció de inmediato, logrando sonrojar a su hijo.

A su saludo, se unieron los de Pepe, Thomas y Kami. La familia se reunió en torno a la mesa y juntos degustaron de los platos preparados por Amanda y Tom.

—Cariño, esto está delicioso —comentó el pelinegro con la boca llena. Su lobo solo sonrió encantado.

Bill dirigió su mirada a sus hijos mayores, al escuchar las risitas, notando como se miraban de forma cómplice. De pronto recordó como tantos años atrás, este tipo de escenas eran totalmente opuestas.

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Cuando Pepe se vio obligado a convertir a Adam en licántropo, las buenas relaciones entre ellos cayeron en picada. Pepe evitaba a su hermano con cualquier excusa y cuando no tenía más opción que estar en su presencia, era frío con él.

—¿Qué te pasa conmigo? ¿Por qué de pronto me odias? —Le gritó un día el rubio, lanzándose sobre el moreno, para recibir una buena respuesta.