Capítulo 29: Asesinato

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Perfect Love 3: The Last Day

Capítulo 29: Asesinato

—El hombre de ayer, el que incendió la casa de los Reber... ha sido asesinado.

—¡Maldición! —Gruñó el sheriff, quien ya se esperaba algo como eso.

—Estaba totalmente destrozado y... —Joseph cayó de rodillas con lágrimas en los ojos.

—¡Sonja! —Gritó Georg, la mujer corrió hasta él, con la cara manchada de cenizas—. Protégelo, es un testigo, pero no lo alejes demasiado. Estoy seguro que provocaron este incendio para mantenernos alejados del crimen.

—Yo me encargo, busquen más agua. —Mandó la mujer y se agachó para sostener al monaguillo por los hombros y así alejarlo un poco de las llamas.

Joseph, en su mente, no podía dejar de pensar en la horrible escena que le tocó presenciar solo instantes atrás.

—¿Padre Tannen, no cree que deberíamos dejar al incendiario en la cárcel? ¿Por qué el señor Ignacio insistió en tenerlo aquí?

El anciano tosió fuertemente, doblándose un poco por el esfuerzo y contestó—. Es una decisión que ha tomado utilizando su poder político, Joseph, no hay nada que podamos hacer para contradecir sus órdenes.

—Pero podríamos aconsejarlo, el hombre ha cometido un delito, ha incendiado la casa de los políticos de la ciudad, podría haber matado a alguien, podría haber provocado un verdadero desastre si el fuego se hubiera propagado, podría...

—Entiendo el punto, Joseph, pero no hay nada que podamos hacer, no si él...

—Es aliado del enviado... —terminó la oración del anciano con los puños apretados—. Ellos no pretenden hacer justicia, ¿no es verdad? —El viejo negó con la cabeza—. Lo dejarán escapar —afirmó, aunque el padre Tannen pensaba justamente lo contrario, que lo ejecutarían por lo que sabía.

—Ve a tu cuarto, Joseph, es mejor que no andes rondando la iglesia esta noche, podrían pasar cosas raras y es mejor que no veas nada. —Volvió a toser con fuerzas.

—¿Padre, se siente bien? ¿Desde cuándo tiene esa tos? —Preguntó preocupado.

—Ve a dormir, Joseph —repitió el hombre y él mismo se retiró a sus aposentos.

Pero el joven monaguillo no quería que los culpables se escaparan de la justicia con tanta facilidad, así que con paso decidido caminó hasta el comedor, donde sabía que estaría Ignacio de Basco y Vargas.

Al llegar, se detuvo de golpe al ver que el lugar donde disfrutaba de sus alimentos diarios, se había convertido en un sitio aterrador.

—¿Qué, qué ha pasado aquí? —Preguntó, notando como una de las sillas estaba siendo refaccionada por uno de los soldados del enviado de España—. ¿Quién es él?

—No te preocupes, él ha venido a ayudarme a preparar la sala de interrogatorios —respondió el hombre, acercándose a una estatua de Cristo.

—Pero... este es nuestro comedor no... —arrugó el ceño—, no es un lugar de torturas.

—Sshh —lo calló el soldado—, no uses esas palabras tan atemorizantes, joven.

Joseph pudo oír la burla en la voz del cruzado, al agregar clavos a las correas que ataba a los brazos de la silla. Con solo mirar la acción, sintió ganas de vomitar.

—Ven aquí, Joseph. —Mandó Ignacio, desplegando un pañuelo negro—. Pon esto en los ojos de nuestro Señor. —Extendió la tela al joven, quien la recibió receloso, y confundido preguntó.

Perfect Love 3: The Last Day (Tokio Hotel Twc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora