Capítulo 33: Víctimas (Parte 2)

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Perfect Love 3: The Last Day

Capítulo 33: Víctimas (Parte 2)

El doctor Hans estaba exhausto, era un hombre ya entrado en años, sin embargo pese a que perdió sus horas de sueño en la autopsia del día anterior, más sus investigaciones sobre la posibilidad de un embarazo masculino y finalmente, visitar a Bill, solo para asegurarse de que estaba bien, decidió cumplir la promesa a Tom de inmediato y revisar la salud del padre Tannen. Internamente, rogaba que las sospechas de la oficial Tappe fueran un mal entendido y que el párroco estuviera bien, o con algún resfrío por el frío del invierno que se avecinaba, pero nada más. No obstante la realidad que estaba viviendo el pueblo en esos momentos, le obligaba a esperar encontrarse con lo peor.

Detuvo la carreta frente a la iglesia y, muy lentamente, bajó. Al ver el charco de sangre seca en el piso, justo a la entrada, sintió como el vello de su nuca se erizó y el ver a dos guardias cruzados, enviándose miradas asesinas con dos policías locales, no sirvió para aliviar su malestar.

Carraspeó, haciéndose notar. Los cuatro hombres de la entrada lo miraron—. He venido a ver al padre Tannen.

—Pase usted, doctor Hans —respondió uno de los policías.

Los dos cruzados lo miraron apretando los dientes, pero el viejo no se mostró intimidado y continuó su camino por los fríos pasillos de la iglesia. Se estremeció mientras avanzaba y pensó que el lugar estaba más frío que de costumbre, lo que, en su opinión, era efecto del miedo que reinaba en ese lugar ahora.

«Y pensar que antes la iglesia era un cálido lugar de paz» Pensó, tocando la puerta del cura.

Escuchó al hombre tosiendo fuertemente y no aguardó más. Abrió la puerta y se apresuró a llenar un vaso de agua, extendiéndoselo—. Beba esto.

El padre Tannen, bebió muy lentamente, pues la tos no le permitía ni siquiera mantenerse quieto. Su cuerpo se sacudía con cada nuevo acceso de tos—. Gra... gracias —dijo, agotado.

El doctor Hans regresó a la puerta y la cerró, girando la llave, para garantizar que no serían interrumpidos en temas secretos. Tomó una silla y la ubicó junto a la cama del viejo sacerdote. Sujetó su mano y lo miró con una sonrisa—. ¿Qué te ha pasado, mi viejo amigo?

El cura sonrió apenas y respondió—. Me estoy muriendo, doc —agregó la última palabra que usaban como broma entre ellos, desde hacía muchos años.

—No mientras me tengas a mí como tu médico de cabecera —afirmó el otro. Extendió los labios, en una sonrisa tensa y estiró la mano para coger su maletín—. Te voy a revisar.

—No será necesario, doc —comentó el padre Tannen—. Sé muy bien lo que está pasando conmigo. —Con la mano temblorosa, señaló una taza que todavía mostraba restos de una infusión de hierbas, en la mesita junto a su cama.

—¿Qué es esto? —El doctor Hans olió la taza y arrugó el ceño—. No es posible... ¿quién se atrevería?

—Ya sabes quién es... él ha venido a eso. Es mi castigo por ser fiel a los lobos —respondió el cura, volviendo a doblarse en un acceso de tos.

El doctor lo ayudó, dando leves golpecitos en su espalda y luego lo reacomodó sobre su almohada. Lo observó con el ceño apretado, debatiendo en su mente si quería seguir escuchando o no.

—¿Por qué lo has permitido? —Preguntó finalmente.

—Porque debe creer que sus planes están dando resultado.

—¿A costa de tu vida? —El doctor Hans no alzó la voz, pero apretó los puños.

—En una guerra hay que hacer sacrificios.

Perfect Love 3: The Last Day (Tokio Hotel Twc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora