Capítulo 37: Planes

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Perfect Love 3: The Last Day

Capítulo 37: Planes

Joseph no podía creer todo lo que había escuchado. Retrocedió sobre sus pasos, cuidando de no hacer ruido y prácticamente corrió dentro de los pasillos de la Orden, en busca de su nuevo aliado. Al llegar a la cocina, encontró al sacerdote con una sonrisa, preparando un plato de alimentos para él.

—Necesito tu ayuda —dijo en un tono muy bajo, notando que había dos curas más en el lugar. Los saludó moviendo la cabeza y tomó el brazo de su aliado—. Debo enviar un mensaje.

—¿Qué te ha ocurrido?

—Salgamos de aquí.

El sacerdote lo guió por los corredores laberínticos, hacia un atrio techado en un costado de la Iglesia principal. Aseguró la única puerta que daba a ese lugar y encaró al jovencito.

—¿Qué te pasa? Acabas de llegar, no debes llamar la atención. No todos los sacerdotes de aquí conocen la causa de Zion.

—Lo sé y es justamente por la causa que debo enviar un mensaje.

El hombre mayor arrugó el ceño y negó con la cabeza—. He visto que todas las aves que enviamos son interceptadas o muertas. Solo cuando nuestros líderes envían mensajes, las palomas vuelven. No hay forma de enviar un mensaje sin ser descubiertos.

—Entonces tendré que marchar.

—Podría haber guardias ocultos en las afueras —dijo para tratar de disuadirlo, pero el rostro serio del monaguillo le decía que no cambiaría de parecer, así que preguntó—. ¿Qué puede ser tan importante como para arriesgar tu vida en una misión así?

—Yo soy solo una vida, pero Ignacio de Basco y Vargas, pretende asesinar a cien habitantes de Berlín, mi amado pueblo. Debo al menos, intentar llegar allí y avisarles.

El sacerdote alzó las cejas impactado por la noticia—. Te ayudaré. Ven conmigo.

El monaguillo acompañó al cura de regreso al interior de la Orden, lo vio preparar un morral con pan, agua y queso y luego lo llevó hasta el establo, de donde sacó una yegua blanca, a la que ensilló y preparó para el viaje.

—Quédate aquí. Te avisaré cuando los guardias cruzados se vayan, para que puedas marchar. Recuerda galopar lo más rápido que puedas y si escuchas ruidos a tu alrededor, ocúltate de todos.

—Lo haré. Muchas gracias.

—Debes tener muy buenos amigos, allá en Berlín.

—No solo amigos, son como mi familia —Joseph sonrió.

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Georg arrugó el ceño cuando Sonja abrió la puerta y el lobo de la capa gris entró sin vacilar. Deseó que los Kaulitz estuvieran presentes, no había mejor persona que Bill para juzgar cuando alguien mentía y en esta ocasión, tenía la impresión de que no debía confiar en Rolf.

—¿Él es el único que puede ayudarnos? —Preguntó el sheriff con ironía.

—No soy el único —respondió Rolf a la defensiva—, pero estoy dispuesto a hacerlo.

Ambos se desafiaron con la mirada, pero fue la mujer quien habló—. Debemos organizarnos. Ninguno de nosotros esperaba que Ignacio pidiera cien hombres del pueblo para llevarlos a las Cruzadas.

Los policías negaron con la cabeza y uno de ellos dijo—. ¿No deberíamos llamar a los Kaulitz?

—Me temo que esta vez tendremos que movernos nosotros —contestó el lobo—. Tom no querrá iniciar un enfrentamiento en plena ciudad, donde las mujeres y los niños saldrán lastimados. Mucho menos habiendo un ejército de guerreros cruzados aquí mismo.

Perfect Love 3: The Last Day (Tokio Hotel Twc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora