Perfect Love 3: The Last Day
Capítulo 11: Cuerpos y Marcas
Bill y Tom cabalgaron con premura de regreso a la mansión, después de la reunión con sus amigos. Tenían en mente buscar la marca misteriosa que se suponía debían tener en sus cuerpos, por haber sido tocados por un Dios. Aunque verdaderamente, la motivación para acelerar el paso de sus equinos, no era más que llegar a casa y fundirse en uno, tenían grabado en la piel el ardor del deseo, querían tocarse, sentirse y hacerse el amor con pasión desmedida. Ellos se amaban, no había duda de ello, pero en esos momentos eran como dos animales en celo, con una sola idea en mente, aparearse.
Ya las luces estaban apagadas, así que entraron los caballos y los guardaron en los establos, enviándose miradas lascivas que solo lograban incrementar la tensión sexual que vivían.
Tomándose de la mano, casi corrieron a su habitación y, cerrando la puerta, se fundieron en un beso húmedo y deseado. Se abrazaron fuertemente, disfrutando del sabor de la boca del otro, sintiendo como sus lenguas se mecían y encajaban tan perfectamente.
Bill se separó un momento, para quitarse el abrigo y la camisa, dejando al desnudo su piel blanquecina, que se estremeció al sentir el frío del cuarto.
—¿Puedes verla? —Preguntó el rastudo bicolor, alzando una ceja.
—No veo nada. Dame un segundo. —Pidió el lobo y procedió a encender varias velas, iluminando el lugar. En realidad, Tom no necesitaba ver a su amado, su sentido del olfato le decía claramente dónde estaba, era como si con solo ese sentido, él pudiera delinear perfectamente el cuerpo de su pareja, pero debían hacer caso al consejo de Nuray y averiguar si existía tal marca.
—¿Mejor ahora? —Bill estaba cruzado de brazos, pero al ver como su amado giraba y se ponía frente a él, deslizó sus extremidades hacia los costados, dejando al descubierto su torso pálido y suave al tacto. Miró a Tom con un brillo especial en los ojos y, sin darse cuenta, lamió sus labios de una forma tan sensual que el otro tragó pesado.
Tom se sintió tímido, esta vez no era simplemente hacer el amor, esta vez sabía que su pareja quería disfrutar de su sexo, debía dar lo mejor por dejarlo satisfecho. Carraspeando, respondió—. Mucho mejor. —Era la primera vez que sentía que la presa era él, como si Bill de pronto hubiera invertido los papeles y estuviera a punto de devorarlo.
—Déjame verte, mi amor —dijo el de rastas bicolores con un tono de voz mucho más tierno, esta vez, notando la repentina timidez de su lobo—. ¿Por favor?
Tom alzó la mirada y sonrió, pese a la personalidad de su pelinegro, a sus ojos penetrantes y a su nueva apariencia sumamente sexy, Bill seguía siendo el chico que lo vio aquella vez que fue capturado, quien curó sus heridas y quien lo amó por primera vez.
—Te amo, Bill —dijo antes de proceder a desnudarse.
El joven médico observó con lujuria, como se contraían los músculos de su pareja con cada nuevo movimiento, sintiendo como su libido aumentaba con cada prenda que caía. Al verlo del todo desnudo, dio grandes pasos hasta él y lo guió a la cama, dejándolo caer de espaldas sobre el colchón, para ponerse sobre él a horcajadas.
—Voy a descubrir esa marca secreta, lamiendo cada parte de tu cuerpo, Tom —dijo entre jadeos, procediendo a estampar su lengua caliente por el cuello del lobo, haciéndolo sisear de puro gusto.
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Tras salir de la casa de Gustav, el sheriff insistió en acompañar a Sonja. El castaño moría de ganas por hacerle el amor, pero la oficial estaba demasiado seria. Cerró la puerta y la abrazó por la espalda.
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Perfect Love 3: The Last Day (Tokio Hotel Twc)
FanfictionUna historia de amor que va más allá de la diferencia de razas