Capítulo 6

854 66 4
                                    

-Pero si no es la mujer más olorosa del planeta. –

- ¡RUBIO! –

Salto de la cama para darle besos en todo su rostro efusivamente y finalizar con un pico en sus labios.

Me abraza y yo no dudo en rodear su cadera con mis piernas.

-Lobita, te extrañe. –

-Yo igual Massimo, quiero que me saques de aquí pronto por favor. –

Tomo su rostro y lo muevo para todos lados averiguando que no le hayan hecho ni un rasguño.

-Estamos haciendo lo posible con mis abogados, y Valentina, aprecio mucho que no hayas matado a nadie desde que entraste aquí. –

-En serio que estoy aguantando con todo mi ser de tronar el cuello de alguien, pero solo quiero que sea más fácil para los dos. –

-Qué bueno que lo pienses asi lobita. – deposita un corto beso en mi frente y me baja hasta tocar el piso con mis pies.

Caminamos hacia el jardín y hablamos de una infinidad de tonterías, Massimo es el único junto con Alexandra de hacerme sentir en casa.

Yo, por mi condición, no puedo sentir amor, o pena, o tristeza. Me crearon para ser una máquina, no un ser humano, y es por eso que soy la mejor asesina que haya nacido desde inicios de la humanidad.

Pero a mis personas, que son mi hermano y mi mejor amiga, las valoro como nunca y las cuido, porque ya sé lo que es estar completamente sola y eso no me hizo bien.

Recuerdo que una vez discutimos con Massimo tan fuerte que no nos hablamos durante dos meses, en ese momento Alexandra estaba en Rusia y no se podía comunicar conmigo, entonces no media las cosas que hacía.

Mi rutina en ese entonces era levantarme, fumar e irme a los barrios más altos de mi ciudad para seducir a hombres que me dieran placer y luego los mataba.

Me saca de mis pensamientos un ladrido que conozco a la perfección y es que verla correr con sus orejitas flameando por el viento y su lengüita afuera es lo que me hace morir de amor.

- ¡Chupete! – grito y la tomo en brazos dándole un abrazo mientras ella, como cosa rara, me lengüetea la cara completa y ladra a los cuatro vientos.

-Lassie, ¿Qué dije de correr tan fuerte? Estas recuperándote de a poco. –

Mis ojos se cruzan con los suyos y esa punzada ahí abajo se hace presente.

Y no hablo precisamente de algo relacionado con el amor.

- ¡Pero no es el español más pecador de todos los siglos! –

-Massimo, hermano... – se abrazan y chocan las palmas de sus manos con la espalda del otro - ... es bueno verte hombre, con buena salud que es lo primordial. –

-Y tu estas mejor que nunca, se nota que aún no pasas mucho tiempo con mi hermanita. –

Lo miro mal y le saco el dedo corazón.

-Es broma mi lobita. –

-Pues la verdad no hemos tenido la oportunidad de hablar bien, pero si Dios lo permite podremos tener una instancia para conocernos. – mira con una sonrisa amable a mi hermano y a mí.

-Pues les tengo una buena noticia, justamente Isabella está cumpliendo un castigo en la biblioteca y por desgracia la niña que cuidaba de ella tuvo que pedir unos días de descanso por problemas personales... – miro con atención a Massimo mientras intento descifrar lo que dirá – por lo tanto, mientras ella este de baja unos días, mi loba te ayudara a realizar tareas en la parroquia. –

AMÉNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora