Capítulo 5

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-De ahora en adelante te vas a comenzar a comportar, ya nada ni nadie podrá salvarte Isabella, tu hermano me dio el permiso para ponerme estricta contigo. -

Sermón dado por la enfermera que ahora sé que se llama Georgina.

-Vamos a establecer normas, horarios y muchas cosas màs. ¿Quieres a tu hermano? No lo demuestras, haces cosas para que se le complique todo allá afuera. Deberías estar en la cárcel con el montón de bandidas que son igual que tú. -

Abro mis ojos con indignación y me levanto de la cama como resorte.

-No se atreva de compararme con esas perras novatas, YO soy Isabella D'angelo, la mejor asesina de todos los tiempos ¡cómo osas en igualarme con ellas! -

-Deja el show, ve a lavarte y después daremos una vuelta por el jardín para que podamos conversar en un ambiente màs sano. -

Suelto aire por mi nariz y resignada me voy al baño para darme una pequeña ducha con agua tibia, casi helada, el calor no da màs y siento que me voy a derretir en cualquier momento.

Opto por un lindo conjunto negro que mi hermano me trajo en la mañana, vino a verme después del incidente de ayer y casi no lo pude abrazar porque de inmediato comenzó a reprocharme.

No puedo maquillarme, asi que solo me pongo un protector solar y salgo para encontrarme con una Georgina muy bien sentada en mi cama leyendo un papel.

Levanta la vista y hace una mueca con los labios.

-Que atuendos más... mundanos te sueles poner. -

Antes de que pueda decir algo, me toma del brazo y caminamos juntas hacia afuera, el pasto se siente enterrándose en mis dedos y disfruto mucho esa sensación.

-Bueno, antes que todo, quería comentarte que todo lo que harás de ahora en adelante es por tu comportamiento, tu misma te lo buscaste, asi que no quiero ningún tipo de reclamo. -

Me mira esperando una respuesta y yo solo la miro aburrida.

-Despertaras a las ocho de la mañana... -

- ¡¿Qué?! - grito casi dándole un infarto a la mujer de mi lado.

-Sin reproches dije. Te levantaras a las nueve, para que no sufras tanto, lo primero que harás será rezar y ordenar tu pieza, luego desayunaras en el comedor y tendrás la mañana libre para hacer lo que se te permita, a las dos de la tarde será tu hora de almuerzo y después de eso te dedicaras a hacer el castigo que ordeno Massimo, a las cuatro comerás un snack y cayendo las nueve de la noche cenaras, te iras a tu habitación, rezaras y dormirás. -

-Quiero ver a la perrita. -

-No, me temo que dependiendo tu comportamiento podrás verla, si haces lo que te dije podrás hacer muchas cosas aquí, todo está en tus manos. -

- ¿Cuál es el castigo? -

-Ayudar en la biblioteca. -

¿Tienen biblioteca?

-De acuerdo. -

Dejamos de caminar y veo a lo lejos unos columpios que me llaman para que me entretenga un rato.

-Georgina, ¿puedo? - pregunto apuntando hacia los juegos infantiles.

Asiente y regalándole una sonrisa me voy corriendo hacia allá.

Desde aquí no puedo ver más que el edificio principal, miro hacia todos lados y me columpio con más fuerza para quizás ver algo que no logro divisar a simple vista.

¿Quieres ver a ese sexy cura?

-No. -

Claro que si imbécil, está buenísimo.

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