Capítulo 26

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- ¿Se conocen? - pregunta el chico.

- SÍ. - responde.

- No. - respondo.

- Creo que me iré por un momento... - habla despacio el interno caminando hacia atrás.

Sus ojos me examinan y yo doy media vuelta para irme, pero su voz me detiene.

- No te vayas, por favor escúchame.

- Yo no tengo nada que escuchar de ti. - lo freno - Pero no te veo en condición de cuidar a chupete, me la llevaré a mi casa y cuando estés bien, te la entrego.

Nuevamente intento salir de la habitación y casi lo logro cuando su voz me detiene por segunda vez.

- ¿Cómo sabré dónde están? - pregunta con dificultad, hace una mueca de dolor y toca su costado.

- En tu teléfono está el registro de llamadas, el número que no tengas guardado es el mío, me llamas y nos juntamos para que te entregue a chupete.

- Isabella yo...

Me voy dejándolo con la palabra en la boca, camino un poco, le agradezco a la enfermera y me marcho con chupete.

La subo al auto y tengo llamadas perdidas de Bianca, al ver la hora me doy cuenta que pronto serán las siete y debe estar pensando que no iré.

Le devuelvo la llamada y me responde al tercer llamado.

- ¿Por qué no me contestabas?

- Tuve un inconveniente, ¿Por? - comienzo a manejar a mi departamento.

- Solo quería avisarte que mi amigo ya va de camino, ¿Estás en casa?

- Voy llegan... - me quedo en silencio al ver el un Roll Royce estacionado en frente, con un hombre recostado levemente en la puerta trasera de éste - Bianca, ¿Tu amigo tiene un Roll Royce? - pregunto casi atónita.

- Ah, ya llegó, bueno te dejo. - corta la llamada y mientras me estaciono, miro a chupete.

- Espera aquí. - le hablo y me bajo.

Llamo la atención del tipo y al darse vuelta, quedo sorprendida. Bianca tenía razón, no está nada mal. Aun que... ug, nada.

Viste de negro con un traje propio de Armani y su porte, más su rostro perfilado, le dan mucha más elegancia de la que ya posee. Su rostro tiene una leve barba, más unos ojos avellana con una mirada tan seductora que podría poner a cualquiera a sus pies.

- ¿Isabella? - pregunta con su ceño levemente fruncido.

- Disculpa, pero no sé tu nombre. - le digo un poco apenada.

- Soy Dante... -me regala una hermosa sonrisa mientras estira su mano - Dante Lombardi. - conecto su mano con la mía y se lleva mis nudillos a sus labios, para depositar un suave beso sin cortar el contacto visual.

- Un gusto Dante, me temo que deberás esperar un momento, debo ir a dejar a mi perrita a mi departamento y bajo enseguida.

- Está bien, tomate tu tiempo, no me moveré. - dice con la sonrisa en sus labios y su vibra es tan agradable que me hace sonreír de vuelta.

Luego de una leve conversación en su vehículo, llegamos al restaurant el cual se llevará a cabo la velada.

- Marco Martini... - digo mientras veo uno de mis lugares favoritos para cenar, cuando encuentro una reserva disponible...

- Espero te guste, tiene una comida que te hace tocar el cielo con tan solo un bocado. - dice mientras me tiende la mano para bajar del auto.

- Cuesta una fortuna para hallar reserva, ¿Cómo lo hiciste?

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