Capítulo 25

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Tres años después.

- ¡Mamá! - grita mi hermosa Diana mientras sus castaños cabellos vuelan por el viento.

-Deja de correr Diana. - la reprende su madre, mientras yo la tomo en brazos.

-No le hables así a la piojosa. - le digo a Bianca mientras ella solo pide fuerzas a su dios en silencio.

-Tía bela, quielo a mi papá. - dice mientras hace un tierno puchero en su boquita.

-Ya viene tu padre, está trabajando para comprarte un hermoso pony. - beso su mejilla y la dejo nuevamente en el suelo, mientras emprende viaje corriendo sobre sus piecitos hasta su madre que la levanta y la llena de besos.

Benedetto y Bianca por anhelo de ambos, decidieron adoptar, y hace siete meses que Diana forma parte de nuestra familia. La pequeña hija de mi mejor amigo tiene cuatro años y es la niña más dulce que pude conocer. Su cabello es castaño y de preciosos ojos avellana, mientras que en su bracito derecho posee una enorme cicatriz por el accidente automovilístico de sus padres antes de dejar este mundo.

Giro sobre mis talones y tomo una cerveza mientras veo todo decorado de colores pasteles y predominando en todo momento el celeste y blanco. Hay bastante gente, están los Novikova, los Di' Tomasso, y solo contando a esos son como veinte personas, más la familia de Alessio, y los amigos más cercanos de los futuros padres.

Estamos celebrando el Baby Shower de la menos pensada. Sí, la mismísima.

- ¿Dónde está Emmanuel? - grita Alexandra mientras sujeta con una mano su espalda y con la otra su barriga de ocho meses.

-No grites tan fuerte que se te resbala el bebé. - le digo mientras doy un largo trago a la cerveza.

-Muy chistosa la madrina, mejor ve a ver dónde está Emmanuel. -

-Ya debe venir. - ruedo los ojos - Que mujer para ser intensa. - me separo mientras voy hasta Alessio.

-Mi amor. - dice mientras me abraza fuerte y deja un beso en mi mejilla.

-Quisieras. - le digo mientras golpeo suave su brazo.

- ¿Sabes sobre...? - pregunto bajo y antes de finalizar mi cuestionamiento, responde.

-No, solo sé que en Europa no está. - me quita la cerveza de las manos y le da un sorbo.

-Bien, aunque no dudaría en reventarle la cabeza si es que lo llego a ver. -

-Isabella, Santino salió corriendo, no debería preocuparte alguien como él. -

-Sabes bien que no me preocupa su presencia, como si poco me costara terminar con su miserable vida, pero me preocupan los niños...- observo a mi mejor amiga mirando su vientre y a Bianca con su hija - Alessio, no volveré a ser la causante de una muerte infantil. - niego mientras tomo de la botella.

-No fuiste tú quien disparó esa bala Isabella, deja de mortificarte por eso. -

-Era una niña Alessio, una niña de tres años. -

-No la mataste tú mi amor, no lo hiciste. -

Voy hacia el sofá dentro de la casa y me quedo sola mientras los recuerdos vuelven a mi mente, desde el día de la boda.

Estaba yo con ese vestido negro, caminando al altar y dispuesta a olvidar mi vida pasada con ese hombre.

Pero no me iba a permitir estar atada a Santino, eso jamás.

Luego de firmar, dar el sí y el añorado beso de los novios, nos unimos a la fiesta. Y al pasar las horas también los tragos.

Santino estaba muy borracho, y yo esperaba que fuera el momento preciso para matar a mi esposo.

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