Capítulo 28

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Me remuevo en el sitio y toco mi cabeza que me duele de una manera horrible.

Intento acostumbrarme a la luz y diviso una figura, mas no sé aún de quien trata.

-No te muevas tanto. – reconozco la voz de Alexandra y cierro nuevamente los ojos.

- ¿Qué pasó? – pregunto con la voz ronca y espero a que conteste.

- ¿Recuerdas lo que pasó ayer? –

-Sí, eso creo... – hago una mueca de dolor y me incorporo sentándome en la cama y abriendo los ojos, estoy en mi casa.

Antes de que pueda responder, entra Emmanuel con Alessio.

-Mi amor, ¿cómo estás? – se acerca mi ex guardaespaldas y yo le dedico una mueca de disgusto.

-Pues parece que me hubieran atropellado. – le recibo el vaso de agua que me tiende.

-Por suerte que Emmanuel te pudo encontrar, Isabella. Estabas a metros de distancia de la carretera. – habla Alexandra mientras toca su vientre.

-No sé qué pensar. – miro a Emmanuel.

- ¿Qué pasó exactamente? – se sienta en mi cama y le comienzo a contar desde que un cliente me había llamado para hacer un trabajo hasta que sentí un dolor fuerte segundos antes de perder la conciencia.

-Alguien no te quiere viva, perra. – dice Benedetto entrando con Bianca al cuarto.

-Hermana, ¿estás bien? – habla la italiana acercándose a mí, preocupada.

-Lo está, pero no por mucho. – comenta Alexandra tranquila, mientras que todos la miran con cara de querer ahorcarla.

-Emmanuel... – lo llamo – ese tipo no era cualquier loco, ese tipo es igual que nosotros. –

-Según lo que me dices, estaba dispuesto a matarte, pero, ¿por qué no lo hizo? –

-No lo hizo, pero no dudara en hacerlo la próxima vez, mira como le dejo la oreja. – me recuerda Bianca y casi olvido por completo mi orejita con un trozo menos.

-Voy a necesitar que me entregues todos los datos del cliente, además de acceso a tus contraseñas, desde electrónicas hasta la del banco. – inquiere Emmanuel.

-Bien, después de comer te doy todo eso. – hablo destapándome y caminando a la cocina.

Entrando al lugar, esta chupete acostada, pero se levanta de inmediato, y como cosa rara, comienza a olerme.

- ¿Qué sucede mi amor? – ladra dejándome con el ceño fruncido y siento que quiere decirme algo.

La dejo de lado por la voz de Diana, que me avisa que llegó del colegio.

- ¡Tía bela! – corre hacia mí y deposita un besito en mi mejilla.

-Hola piojosa, ¿cómo te fue en el colegio? – se baja de mis brazos y comienza a saludar a todos, recibiendo besos llenos de amor y abrazos que le quitan hasta la respiración.

-Bien tía, hoy aplendi algo nevo – dice orgullosa y todos la miramos expectantes.

-Muéstranos que aprendiste, princesa. – habla Benedetto y quedamos en silencio mientras que ella es el centro de atención de los seis, toma aire y dice.

-Dios te bendiga. –

-Fuera de mi casa. –

- ¿Qué educación recibe tu hija? – pregunta Alexandra a Bianca.

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