Capítulo 15

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¿Estamos en el cielo?

No perra, son los labios de Lucas.

Toma mi cabello con fuerza y me eleva mientras choco con la mierda que ocupan para confesarse. Enrosco mis piernas en su cadera e impido que por un momento piense alejarse de mí con mi mano en su cuello ejerciendo presión.

Es un beso con rabia, con deseo, con poder. El cielo y el infierno mezclándose en un mismo vaivén. Mientras él arde en llamas, mi cuerpo se purifica del aire que me otorga tenerlo piel a piel sin ningún tipo de control, ¿control? Esa palabra hace mucho dejo de existir.

Su lengua se abre paso en mi boca y le doy la bienvenida ante aquella aparición tan divina, la cual me hace sentir los latidos de mi corazón lejanos a la realidad, nada importa en estos momentos, ni la sangre que recorre por mi cuerpo, ni el oxígeno que claman mis pulmones.

Él es mi única necesidad, me da vida y me la quita.

Sus manos abrazan mi espalda con clemencia y yo solo puedo pensar en el sabor de sus labios, en la textura de aquellos, y no, no se comparan a nada que haya probado alguna vez en mis dieciocho años.

Son suaves como el pétalo de una rosa y expertos que me da a dudar mucho de su estilo de vida.

Nos desmayaremos por la falta de aire que rodea nuestra anatomía y lentamente se separa de mi boca mientras siento que mi alma se va entre esos carnosos y rosados labios, al momento de retroceder, detecto su boca húmeda danzando en mi carne y es todo lo que necesito para mirarlo a los ojos y ver si esto es real.

Esos pozos profundos de azul tormentoso me miran con un brillo que nunca podré olvidar, me toma el rostro con sus dos manos y con un susurro forzado por el poco aliento que debe tener, canta.

-Yo jamás me alejaría de ti ni por un segundo. Tú eres el cielo en el que necesito estar, y prometo que en mi vida te pondré en duda de mis sentimientos por ti. Ahora dime Isabella, ¿Crees que soy un cobarde? -

Me derrito en sus brazos y beso leve sus labios mientras lo miro directo a los ojos.

-Eres el más cobarde que conocí en mi vida, porque tardaste demasiado en comerme la boca. - sonrío por su cara de "oh perra"

-Pues desde que te conocí siempre quise hacerlo, ahora... que me lo pudiera permitir, no. Ya sabes, estoy casado con Dios. -

-Una mierda. -

-Isabella... - me reprocha con mirada desaprobatoria y yo aprovecho de imitar a chupete y lengüetear su nariz.

-Que ganas de que me vea Javiera en este preciso momento. - digo mirando al cielo.

- ¿Por qué lo dices? - pregunta, tonto.

-Te lo cuento mientras me invitas un chocolate caliente. - negocio.

-Va. - dice mientras me baja de sus piernas y me deja en la misma postura que cuando llegamos a la parroquia, yo en su hombro mirando hacia el piso.

- ¡Que culo! - digo en español pues fue una de las únicas palabras que aprendí.

- ¡ISABELLA ESTAMOS EN LA IGLESIA! -

- ¡ME ACABAS DE EMPOTRAR EN EL CONFESIONARIO! Mojigato... -

-Ah, pero es diferente... -

-Uy sí, como no.... - seguimos criticándonos mientras vamos a la cocina y una dormilona chupete nos espera encima de la mesa.

♡♡♡♡♡♡♡♡

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! -

- ¡Cállate! - alejo mi teléfono de la oreja porque casi me deja sorda esta grandísima puta.

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