¿Estamos en el cielo?
No perra, son los labios de Lucas.
Toma mi cabello con fuerza y me eleva mientras choco con la mierda que ocupan para confesarse. Enrosco mis piernas en su cadera e impido que por un momento piense alejarse de mí con mi mano en su cuello ejerciendo presión.
Es un beso con rabia, con deseo, con poder. El cielo y el infierno mezclándose en un mismo vaivén. Mientras él arde en llamas, mi cuerpo se purifica del aire que me otorga tenerlo piel a piel sin ningún tipo de control, ¿control? Esa palabra hace mucho dejo de existir.
Su lengua se abre paso en mi boca y le doy la bienvenida ante aquella aparición tan divina, la cual me hace sentir los latidos de mi corazón lejanos a la realidad, nada importa en estos momentos, ni la sangre que recorre por mi cuerpo, ni el oxígeno que claman mis pulmones.
Él es mi única necesidad, me da vida y me la quita.
Sus manos abrazan mi espalda con clemencia y yo solo puedo pensar en el sabor de sus labios, en la textura de aquellos, y no, no se comparan a nada que haya probado alguna vez en mis dieciocho años.
Son suaves como el pétalo de una rosa y expertos que me da a dudar mucho de su estilo de vida.
Nos desmayaremos por la falta de aire que rodea nuestra anatomía y lentamente se separa de mi boca mientras siento que mi alma se va entre esos carnosos y rosados labios, al momento de retroceder, detecto su boca húmeda danzando en mi carne y es todo lo que necesito para mirarlo a los ojos y ver si esto es real.
Esos pozos profundos de azul tormentoso me miran con un brillo que nunca podré olvidar, me toma el rostro con sus dos manos y con un susurro forzado por el poco aliento que debe tener, canta.
-Yo jamás me alejaría de ti ni por un segundo. Tú eres el cielo en el que necesito estar, y prometo que en mi vida te pondré en duda de mis sentimientos por ti. Ahora dime Isabella, ¿Crees que soy un cobarde? -
Me derrito en sus brazos y beso leve sus labios mientras lo miro directo a los ojos.
-Eres el más cobarde que conocí en mi vida, porque tardaste demasiado en comerme la boca. - sonrío por su cara de "oh perra"
-Pues desde que te conocí siempre quise hacerlo, ahora... que me lo pudiera permitir, no. Ya sabes, estoy casado con Dios. -
-Una mierda. -
-Isabella... - me reprocha con mirada desaprobatoria y yo aprovecho de imitar a chupete y lengüetear su nariz.
-Que ganas de que me vea Javiera en este preciso momento. - digo mirando al cielo.
- ¿Por qué lo dices? - pregunta, tonto.
-Te lo cuento mientras me invitas un chocolate caliente. - negocio.
-Va. - dice mientras me baja de sus piernas y me deja en la misma postura que cuando llegamos a la parroquia, yo en su hombro mirando hacia el piso.
- ¡Que culo! - digo en español pues fue una de las únicas palabras que aprendí.
- ¡ISABELLA ESTAMOS EN LA IGLESIA! -
- ¡ME ACABAS DE EMPOTRAR EN EL CONFESIONARIO! Mojigato... -
-Ah, pero es diferente... -
-Uy sí, como no.... - seguimos criticándonos mientras vamos a la cocina y una dormilona chupete nos espera encima de la mesa.
♡♡♡♡♡♡♡♡
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! -
- ¡Cállate! - alejo mi teléfono de la oreja porque casi me deja sorda esta grandísima puta.
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AMÉN
RomansaSiendo el reemplazo de un sacerdote que atentó contra su vida en aquel psiquiátrico, Lucas Palacio llenaba de luz las nuevas paredes de aquella pequeña capilla que se encontraba para el consuelo de almas perdidas y mentes distorsionadas. Un hombre s...