Sueños tormentosos acerca de su pasado sacaron a Veronica Diop de su rutina en Nueva York. Si bien, llegó a Hawkins con la esperanza de solucionar su problema, quedó atrapada en una serie de percances que, con el tiempo, sólo se pusieron peor.
Bajo...
Eddie se despertó optimista, ese día tenía la esperanza de volver a encontrarse con Ronnie. Por más que lo intentara, no dejaba de pensar en esa chica de aura misteriosa que lo tenía cautivado, y deseaba ver sus ojos azules una vez más.
Siendo honestos, él solamente iba a The Hideout los martes, cuando su banda tocaba, pero regresó al día siguiente con la ilusión de verla, y para su buena suerte, Ronnie sí estaba ahí. Habían pasado una noche increíble junto al lago, aunque por alguna extraña razón, ella salió huyendo. Eddie tenía la impresión de que la chica era de esas personas escurridizas; cada vez que él daba la vuelta, Ronnie desaparecía. Un minuto estaba ahí, y al siguiente, se había ido.
Solo esperaba que la culpa no haya sido por la mala calidad de su marihuana, por eso, si la veía ese día, le iba a ofrecer algo mucho mejor: la K especial.
Eddie se encontraba muy impaciente porque se terminaran las clases, pero simplemente el tiempo no avanzaba como él quería. Así que, resignado, a la hora del almuerzo se encontró con Jeff, Gareth y David, como siempre solía hacerlo.
—Miren lo que tengo aquí —anunció con sorna, alzando un ejemplar de la revista Newsweek.
Jeff se rió. —¿Otro artículo sobre CyD?
—Vamos, léelo, Eddie —animó Gareth.
—CyD: El Juego del Diablo —leyó el titular con voz grave—. "El diablo ha llegado a Estados Unidos. Calabozos y Dragones, al principio considerado un juego inofensivo, ahora preocupa tanto a padres como a psicólogos. Estudios relacionan el comportamiento violento con el juego y sostienen que promueve el satanismo, el sacrificio ritual, la sodomía, el suicidio e incluso..." —hizo una pausa, para luego gritar burlonamente—. ¡El asesinato!
Jeff, Gareth y David, comenzaron a reír con fuerza.
—La sociedad busca culpables. Somos un blanco fácil —comentó David.
En ese momento, Dustin y Mike, los miembros más nuevos del Club Hellfire, llegaron a sentarse con ellos.
—Exacto —respondió Eddie—. Estamos locos porque nos gusta un juego de fantasía. ¡Pero! —exclamó, en tanto que de un salto subía a la mesa—, mientras te interese estar en la banda... o la ciencia, o las fiestas —se burló haciendo una voz aguda, mirando a los alumnos frente a él, quienes se creían "cool"—, ¡o un juego donde tiras pelotas a un cesto de ropa sucia...! —gritó, hacia el equipo de Básquet.
Jason, el capitán del equipo, se levantó a la defensiva. —¿Se te perdió algo, friki?
Eddie colocó las manos a cada lado de su cabeza, simulando los cuernos de satán, y sacó la lengua haciendo ruidos raros.
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Jason se alejó refunfuñando por lo bajo.
El castaño dio vuelta y caminó de regreso. —Eso es conformidad forzada —dijo, y bajó de la mesa rápidamente—. ¡Eso es lo que mata a los niños! —aulló, haciendo que una chica que iba pasando se asustara.
