The dark of your soul |The Evil Within|

III: Insanity

Cuando veáis éste símbolo ''#'', dadle clic a la música. Y cuando vuelva a aparecer el mismo, lo quitáis :)

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¿...Qué? ¿Dónde estoy?

Veía borroso y no podía abrir del todo mis ojos, pero juraría que había alguien más allí conmigo. Una persona me estaba agarrando por arriba y pude notar como otra estaba a mis pies.

Ante la extrañeza de esto, por mis narices que iba a abrir los ojos y lograr ver algo, por mero escaso que fuera. Pero lo único que lograba ver era rojo, sombras rojas. Aun así, dos personas me estaban llevando —como antes había dicho—, por un pasillo largo. Parecía uno de esos pasadizos subterráneos.

¿Doctores...?

Intenté mover mis brazos, más éstos estaban agarrados fuertemente a algo. Me agité bruscamente al notarme amarrada de cuerpo entero, pero no podía moverme.

—¡¿Qué es esto?!—Grité a todo pulmón llena de rabia. Miré a mis lados desesperadamente; mis brazos, mis piernas, mi torso...Estaba intensamente aprisionada sobre una camilla de hospital—¿A dónde me lleváis? ¡Soltadme!

No respondían, simplemente seguían con su tarea de llevarme a vete tú a saber dónde. Escuchándose únicamente el sonido chirriante de las ruedas de la camilla retumbando por todo el tétrico pasillo.

—¡Qué me soltéis, joder!—Me alteré, elevando y pegando un violento golpe al levantar la camilla contra el suelo.

Por si no fuera poco, seguía sin lograr ver de manera natural los colores. Todo tenía un matiz rojo, cosa que me inquietaba muchísimo más.

Entramos por una puerta grande hasta llegar a una sala enorme, con un foco chocando directamente contra mi cara. Ambos doctores —El que me tenía llevando de la camilla por la parte de mi cabeza era un hombre con gafas, pero a mis pies había una mujer— , vaciaron la sala una vez me dejaron sola allí, aún amarrada y sin poder moverme.

Analicé todo lo que pude mi alrededor, procurando ver algo para soltarme o saber dónde me hallaba.

—Esto es...¿Una sala de autopsia?

Sí, parecía indicarlo todo. La morgue donde metían a los cadáveres estaba a mi izquierda. Enseguida giré mi cabeza una y otra vez por si había algo puntiagudo con lo cual soltarme, pero no veía nada, no había absolutamente nada.

¡JODER!

Suspiré procurando mantener la cama e intenté deslizar mis manos por las ataduras lentamente. Estuve así unos pocos segundos hasta que me paré en seco, silenciosamente, al notar algo debajo de la camilla.

Sentía como arañaban la parte de abajo, casi como si fuese mi espalda misma, para luego ir hasta la zona de mis pies. Lentamente unas manos se fueron apoyando hacia el extremo inferior, asomándose hacia mí y subiendo a la camilla mostrando así todo su cuerpo.

No...

—¡Si te me acercas, te mato!

El sujeto se aproximaba cada vez más, soltando gemidos y rugidos extraños mientras extendía su mano hacia mi cara.

—¡No me toques....!—Cerré los ojos con fuerza, evitando ver lo que pasase.

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Una grandiosa y aguda calor me invadía de pies a cabeza, que cada vez se hacía más alarmante con el paso de los minutos.

Calor...Siento mucho, muchísimo calor.