XVI: Hospital for souls

314 32 22
                                    

Pov Eva

¿Qué pasaba? ¿Qué había ocurrido? 

Recordaba escuchar esa canción otra vez, esa preciosa canción que tantas sensaciones me hacía sentir en cuanto la oía. Pero, ahora...Me encontraba en el suelo, en un lugar desconocido y oscuro, sin ningún sonido surcando por los pasillos ni las habitaciones. 

Me intenté levantar, pero al momento de apoyar el pie en el suelo para elevarme, imágenes llenaron mi cerebro sin previo aviso. Imágenes del hospital, de la mujer morena, la enferma que había visto en la recepción...

¿Había vuelto ahí? ¿Lo había soñado...? ¿Por qué cada vez que escuchaba aquella melodía era como si me transportase a otro lugar?

Con dificultades por estar algo mareada, me puse de pie de un golpe. Hice mi típica manía; Me troné el cuello en cada lado. Después de coger una fuerte bocanada de aire, me dispuse a analizar el sitio el cual me hallaba. 

—Ruvik...¿Qué me estás haciendo?—Murmuré, tragando en seco con dificultad por los dolores de mis músculos. 

Mi respiración se sentía pesada y agitada, al igual que el resto de mi cuerpo, que lo notaba con una gran presión. Mis piernas tambalearon y mis manos se recostaron en el suelo de nuevo, molida.

—¿Qué crees que te estoy haciendo?— Escuché susurrar en mi oído.

Mi vista, aún nublada y cabizbaja, dedicada a la superficie, la elevé lentamente para encontrarme con sus azules y fríos ojos, apreciando la leve mueca taimada que surcaba en su rostro. Mi pecho subía y bajaba con rapidez y dificultades; No sabía qué me pasaba.

Ruvik se agachó y se puso de cuclillas, manteniendo su mirada puesta en mi persona a cada momento. Me recompuse todo lo que pude, pero todavía peligraba un poco.  Me enderecé y coloqué mi espalda recta, afrontándolo. 

—No voy a caer en tus sádicos juegos, tenlo por seguro.

Él sonrío, clavándome la mirada.

—Ya has caído.

Fruncí el ceño. Gruñí y le di la espalda, dando grandes zancadas con el puño apretado y alejándome de él. Pero, al momento de los dos o tres segundos, ya lo tenía de nuevo frente a mí, obstaculizándome mi avance y fastidiándome.

No me dejaba avanzar, y tampoco acabar de hablar.

—He acabado contigo.—Espeté con frialdad, mirándole fijamente a los ojos—Déjame pasar, Ruvik. 

Él mismo se acercó unos cuántos pasos más, provocando que retrocediera a la vez  que su cuerpo avanzaba. Odiaba cuando tenía que hacer esto.

—Pues yo, Eva... sólo acabo de empezar.—Manifestó. 

De manera veloz, como siempre hacía, se quedó a escasa distancia y fortuitamente me agarró de la nuca, acercándome más a él. Todo mi cuerpo se tensó al instante. Y, otra vez, mi pecho bajaba y subía con rapidez. Estaba nerviosa y mi aire era entrecortado, por más que lo negase; era la primera vez que sentía su tacto.

Ruvik sonrió con sutileza al son que ladeaba su cabeza. Parecía que lo estaba disfrutando, que gozaba de verme reaccionar así.

—Y, tú...—Habló, con una profunda y ronca voz, la misma que me inquietaba— Sólo has experimentado el principio. Esto no se acaba aquí. 

—Haz lo que quieras, pero no podrás detenerme. —Sin apartarme, y él aún agarrándome para encarcelarme, lo miré directamente —Lo descubriré todo, y saldré de aquí con ellos. A salvo.

The dark of your soul |The Evil Within|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora