XIX: Ángel caído

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...

La explosión había retumbado por todo el recinto y, a causa de esto, el puente estaba partido por la mitad. 

Joseph y Eva, quienes eran los que más cerca habían estado de la detonación—ésta última para detener al primero—, fueron empujados por la onda y, de un golpe, cayeron al suelo. Ambos inconscientes. 

Sebastian, por suerte, había sido el único que estaba lo suficientemente lejos como para que sólo le afectase de tal manera que le empujase, pero no se desmayase. Pero ahora tenía a sus dos compañeros malheridos.

Y en al otro lado del quebrado puente.

Él, todavía en el suelo, subió la mirada con una mueca de irritación y preocupación; Uno de los poseídos había cogido a Joseph y se lo llevaba arrastrado. El otro, hizo lo mismo con Eva, llevándola a la misma dirección que el primero. 

La guillotina.

—¡Eva!—Gritó en un alarido—¡Joseph! 

Impulsivamente empezó a correr, intentando acercarse un poco a ellos y tener cierta visibilidad. Miró veloz a su izquierda y atisbó que había una zona más alta que en la que estaba gracias a la madera que lo conectaba. 

Con un gruñido salió en un sprint, posicionándose justo ahí. Sin esperar a más alzó el rifle y observó por la mirilla; Buscó al que estaba más cerca de la cuchilla y colocó la mirilla en su cabeza. A continuación, apretó el gatillo. 

El primero que había caído había sido el que sujetaba a Joseph, cayendo éste al suelo. 

Igual de rápido que antes examinó al único que le quedaba por aniquilar para que ella pudiera zafarse. Cuando la mirilla captó su coronilla, situó mejor y le pegó otro tiro. 

Eva, al no tener equilibrio, se desplomó.

—¿¡Estáis bien!?—Preguntó Seb en un chillido. Al ver que no le respondían, intentó acercarse lo máximo que pudo para no caerse por el barranco—¡Eh!

—¡Yo estoy bien, no te preocupes...!—La voz de su compañero detective. Bien, pero...¿Y Eva?

El hombre que estaba al otro lado agarró a la joven y la acercó para que todos se pudieran ver, pero ella todavía no se despertaba. 

—¡¿Cómo está, Joseph?!

—¡Ella sigue inconsciente!—Contestó. La dejó con cuidado y corrió a una piedra—¡Espera, creo que aquí hay algo para que puedas pasar! ¡Hay una tabla de madera bastante larga, pero es fina! ¡Ten cuidado cuando pases! 

El castaño asintió y esperó a que su amigo la pusiera y así, tuviera un punto de apoyo para poder ir donde estaban ellos. Al ver que lo logró, no dudó en pasar  e ir apresurado a coger a Eva. Meticuloso y preocupado, la agarró por la nuca mientras estaba de rodillas en el suelo.

—¿Se habrá golpeado la cabeza?—Preguntó Sebastian, viendo que le caía un poco de sangre por la frente—. Joseph, pásame un pañuelo.

—Tendrías que haberlos dejado...—Murmuró. Seb, extrañado y confundido, le miró.

—¿Eh?

El azabache se acercó lentamente a él en cuanto el otro detective se puso de pie. En un movimiento, Joseph le quitó el arma que tenía en la mano y se apunto con ella en la sien. 

—¿¡Qué coño haces!?—Bramó el castaño, alzando la mano para tranquilizarlo.

—Sólo es cuestión de tiempo...—Habló él, con una voz decepcionada y afligida. Tragó en seco e hizo el ademán de apretar el gatillo—Será mejor que...

The dark of your soul |The Evil Within|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora